Más allá de la simple picadura de mosquito en el lomo del elefante blaugrana que ha representado la eliminación de la Juancarling Cup, es obligatorio no perder de vista los objetivos estratégicos de la temporada.
Más aún cuando esos objetivos otorgan un premio doble: los beneficios para el nuestro club y los perjuicios ajenos. Perjuicios, claro para los de allá abajo al centro.
Si bien es importante que el maligno continúe mirando por el retrovisor a nuestros cabrones en la Liga de las Abdominales, no lo es menos que devore las rondas de Champions que quedan hasta el 22-M. No será fácil. En absoluto. Pero desde el esfuerzo y la humildad que caracteriza a este equipo, es justo pedirles ese desgaste extra. El premio lo vale.
Imaginen el panorama: Un equipo, que organiza el evento, presionado por, no sólo llegar a la final, sinó ganarla; presionado más si cabe por una cohorte de voraces juntaletras, a cual más forofo e irreflexivo; y presionados por la terrible coincidencia de que el máximo rival esté en el mejor momento de su historia.
Otro equipo, recién liberado de la irracional tensión de ganar otra vez tres competiciones, con las ideas claras y el juego definido, sabedor de que el golpe al archienemigo no puede ser igualado por absolutamente nada.
Cada día, cada hora, cada minuto que el Barça continúe en la Champions League acrecentará la presión sobre el maligno. Una eliminación prematura resultaría en un resoplido de alivio, e incluso les permitiría descartar ganar la Champions como objetivo para esta temporada.
Pep, Tito, Confi y un puñado de visionarios lo sabemos: no hay que darles tregua, hay que recordarles constantemente que pueden tener al invitado menos deseado en su fiesta, hay que llevarlos al borde del paroxismo. Para el equipo: avanzar rondas y llegar a la final. Para la afición: apoyar, apoyar, creer y soñar, vaciar de compromisos el día 22 de mayo en la agenda, teñir Madriz de azul y grana, llenar su estadio, reunirse en sus bares para ver el partido y organizar la mayor juerga que se haya visto, se gane o se pierda.
Messi, Ibra, Puyol, Xavi y todos los demás dirán cuando suena el despertador. Mientras tanto… jajajaj no quiero despertar de este sueño.