Con el tsunami aún en acción, me viene una reflexión muy simple (no esperéis descubrir la penicilina en el post) que habla de que en el actual estado de desinformación existen dos (y sólo dos) posibilidades para que uno pueda explicar el por qué la información nos llega con tan alto grado de incorrección (perdón por el eufemismo).
La explicación a tanto desvarío es más que obvio, y viene a ser una mezlca de frustración por ver al Barça en lo más alto con cierta holgura y la necesidad de desviar los focos a muchas cuestiones que, de producirse en el Barça, sería motivo de la habitual mofa a la que los medios nacionalmadridistas han sometido al Barça: algunos fichajes (y el juego) son un fiasco de proporciones majestuosas.
Pero en el post pretendía elucubrar sobre las posibles causas del por qué hemos llegado a cierto punto en el que el rigor de la información es una cualidad totalmente prescindible (que diría Rambo en Rambo II). Y decíamos que se me ocurren un par de causas.
La primera, más maligna, es que el nacionalmadridismo pretenda manipular al personal para que así se vaya creando la atmósfera adecuada (perdón por emplear otro eufemismo para expresar la palabra coacción) en la que el Madrid pueda obtener réditos a nivel de éxitos deportivos. Así, uno podría suponer que lo que hace el madridismo no es más que manipular fotografías, videos o comentarios con el fin último y supremo: la victoria madridista.
Esta opción, que abandonando la cuestión ética podría ser hasta cierto punto entendible si nos abonamos a la maquiavélica sentencia del “fin justifica los medios”, supone que, hilando muy fino, podamos entrar en el terreno de la alegalidad más flagrante. Eso sí, y perdonen mi ignoracia, desconozco si el periodismo, según algún tipo de inmunidad (mal entendida a mi juicio) puede informar de la forma que le parezca manipulando los datos.
Decíamos que la primera interpretación era, al menos desde el punto de vista intelectual, más entendible ya que a nadie nos gusta que nos tomen por tontos. La segunda interpretación, menos maliciosa, tiene otros condicionantes.
Porque la segunda cuestiona de raíz la profesionalidad del personal a sueldo de estos medios de información. Si alguien publica ciertas cosas dando por sentado que están correctamente mostradas cae en un pecado de profesionaliad cuyas reacciones provocadas deberían estar a medias entre la comprensión (si somo buenos) y la chanza general (si somos más cachondetes nosotros). Porque lo de las lineas artificiales añadidas a las imágenes y el menosprecio de la perspectiva clama al cielo.
Personalmente, para decantarme ya, me parece impensable que para medios con la cantidad de posibilidades como las que deben tener As, Marca o similares el hecho de caer en la falta de rigor de forma involuntaria (son malos en su trabajo) me parece imperdonable y me niego a creer que es así (no me saquéis a Roncero que me convencéis).
Por lo tanto, en una eliminación fácil (sólo he planteado dos opciones), me abono a la teoría de la malicia, la falta de ética y el intento de burda manipulación.
España es así, un país diferente en el que curiosamente el personal, mal acostumbrado, no acepta la diferencia.
Y que gane el Barça y no el Madrid es diferente.
Hiriente, que rima, pensará alguno. De ahí estos lodos.