Pues el partido duró 6 minutos y la emoción se disipó para dar paso a un entrenamiento bastante productivo para los intereses blaugranas: cómo afrontar las defensas adelantadas que últimamente nos plantean los rivales. Esta vez no contábamos con Ibrahimovic en punta que, pese a dar más fluidez al juego y favorecer el retorno de la jugada, ayuda a las defensas rivales a adelantar su línea y presionar en menos espacio al equipo azulgrana. Hoy jugaba Bojan, y también Henry; por tanto la movilidad presente en la vanguardia inquietó como no podía ser de otra manera a la defensa constantemente.
El Racing presionó con todas las líneas muy adelantadas y Márquez, ante tal situación, decidió enviar una diagonal entre el lateral y central derechos para un desmarque de Henry. Bojan había descolocado a los centrales variando su posición y el espacio de delantero fue para el galo que acaparó las miradas de la zaga. Nadie, sin embargo se esperó la entrada de Iniesta desde segunda línea que batió al portero con la zurda. Primer gol en Liga del manchego al que no le quedaba más remedio que ejecutar y finalizar la jugada. Recalcamos este hecho porque, sino, seguramente habría optado por cualquier otra opción y, probablemente, desperdiciado el peligro de la misma, como poco antes de terminar la primera parte. Digamos que fabrica los mejores revólveres del Oeste pero no se atreve a apretar el gatillo. La sombra de Hleb es alargada…
Pues en la poca historia del resto de la primera parte destacan dos goles de falta directa desde lugares similares para Henry y Márquez materializando palpablemente la realidad de que el hecho de tener varios buenos lanzadores debería obligar a cierta rotación a la hora de efectuar dichos disparos. Otra novedad fue la simultaneidad que Guardiola otorgó a nuestros dos teóricos pivotes. Oportunidad que sirvió para demostrar que el trabajo de hoy lo desempeña mejor cada uno en las posiciones que respectivamente ocuparon. Por último destacar la movilidad y buen hacer de Bojan. Cuando asimile que cuerpear es una última opción en su repertorio, el resto de sus virtudes asomarán cada vez más a menudo. Cuestión de confianza y calidad, que en opinión de un servidor, el de Linyola posee para cumplir su rol con suficiencia.
Así terminó la primera parte, sin ningún disparo del Racing a Valdés salvo el churrigol que no fue por fuera de juego según el trío arbitral. Y la segunda comenzó sin cambios y de manera intrascendente. Entró Jeffren por Puyol, quizá un movimiento de Guardiola para demostrar que su opinión y autoridad trascienden al entorno, muy crítico con el venezolano la semana pasada. A su vez, el capitán cubrió con solvencia una posición donde es muy difícil incluso disimular la presencia de Alves. A este cambio sucedió poco más tarde otro doble: Pedro por Henry y Thiago por Touré.
El hijo de Mazinho salió y disfrutó, que diría aquel, marcando en el 83’ después de una buena jugada de Messi y con la colaboración de un defensa en el desvío de la trayectoria inicial de su golpeo. Un canterano más al que seguir y que, fuera de lo novedoso de su irrupción, su trayectoria desde abajo apunta unas maneras que esperamos afloren dentro de un equipo que parece encajarle como guante de seda.
Así, sin más, terminó un partido donde el Barça vuelve a poner tierra de por medio a expensas de lo que el Madrid haga mañana ante un Villarreal con una indefinición personal inaudita en el último lustro.