Sábado tarde lluvioso en Sabadell. Un día de estos en que da una pereza jugar a fútbol y seguro que se estaría mejor en una terraza de un bar o en casa medio dormido en el sofá. Opté por lo segundo y al saber que daban el partido por la tele me dispuse a verlo, no sin antes urdir un plan que mantuviese a mi señora esposa e hija lejos del hogar un buen rato. Por lo del feeling y eso.
Por suerte en dónde vivo un rato antes del inicio del partido salió el sol. Gracias a una larga mañana de tareas obtuve el crédito necesario para poder disfrutar del partido de los chavales de Luis Enrique, nuestros pequeños (bueno, y algún maromo ya hay también).
El partido contra el Sabadell, en la Nova Creu Alta (que nombre tan poético y futbolero), era toda una prueba de fuego para el Barça. Recordemos que en casa, en el Miniestadi, el equipo tiene un fortín casi inexpugnable pero es en las salidas en dónde cuesta más conseguir un nivel de juego provechoso y adecuado. Y el partido empezó mal, a los 7 minutos un solitario Joel fusilaba a Miño desde la frontal del área en un error de marcajes.
Este problema lo viene arrastrando el equipo desde el inicio de la temporada. Es una plantilla que físicamente es superior al resto. También en el manejo de balón. Esto propicia que durante gran parte del partido puedan dar un ritmo endiablado al juego que tarde o temprano agota al equipo rival. Entonces es cuándo el Barça Atlétic se aprovecha en forma de goles de las lagunas defensivas, las pérdidas de balón o la falta de acierto en los pases del rival ¿Y dónde esta el error? Aún le estamos dando vueltas. El problema es simplemente que al Barça le cuesta entrar en el partido, a veces 5 minutos, a veces 15, 30, incluso hasta el descanso.
El rival conoce este punto débil y en los inicios de los partidos presiona fuertemente, como lo hizo y con premio el Sabadell. Y lo hizo el Dénia en otro partido. Después a especular con el resultado a ver si suena la flauta. Sonó en Dénia pero no en Sabadell. Los de Lucho y gracias al gol en contra se fueron metiendo en el partido y en el inicio de la segunda parte Jonathan Soriano marcó el empate. Siguió el partido igual, el Barça atacando pero no formalizando el gol. Hasta el minuto 84 Nolito en jugada dudosa no encarriló la victoria y el mismo Nolito sentenció en el 90. Se acabó el partido.
¿Se acabó el partido? No, Juvenal marcó en el 94 el definitivo 2-3. Gran victoria y enormes tres puntos que consolidan la segunda posición en la liga. Pero otro problema sale a la palestra: la desconcentración en los minutos finales. La misma que permitió el gol del Sant Andreu en el partido pasado y que con otra ocasión clara casi empatan. Hay que tener cuidado en esos minutos de descuento, cada vez más se deciden más partidos en esos escasos minutos.
Por parte de Luis Enrique no hay mucho que decir sobre su planteamiento. Utilizó un sistema similar en el partido anterior contra el líder. No se trata de otra cosa que sacar un equipo titular corpulento y fuerte con jugadores como Elvis o Benja en delantera para desgastar físicamente a la línea defensiva rival. En la segunda parte ya entran jugadores más exquisitos técnicamente como Víctor Vázquez o Gai para aprovechar el trabajo tosco de sus compañeros salientes. En el final del partido, el mismo Lucho se quejó de la apatía del juego de su equipo en la primera parte (apatía, la palabra exacta para describir esos periodos de no-juego del Barça Atlétic) pero se mostró, como no, contento con el resultado.
Y colorín colorado está crónica ha acabado. Luego veo el partido que tengo grabado. Es que me dormí después del primer gol y no se si he acertado algo de lo expuesto o todo fue un sueño a lo “Dallas”.