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Yoyalodije

Ibra, entre el flan y la fruta del tiempo

A “Ibramovic” lo veo ahora mismo en una encrucijada: coge el ritmo y la confianza para encadenar una buena racha como a inicios de la primera vuelta, que le permita volver a ser decisivo y acabar con unas cifras decentes; o se nos despeña por el abismo del “runrun”, las bajas por molestias musculares, los goles anulados, el sacar a pasear el caracter y la pierna de vez en cuando, el diluirse de los partidos por verse deplazado del meollo del juego, así hasta el final de temporada.

Ahí Guardiola va a resultar clave. Quiero pensar que tantas horas de visionado tras el entreno junto a Tito, en el despacho de la Ciutat Esportiva con las cortinas bajadas, de “Inters-Baris” para llegar a la conclusión que Ibra sí y Eto’o no, no han sido en balde, y que el resultado de ello no ha sido fruto de algo tan difícil de explicar como lo del “feeling”. También me gustaría pensar que una cosa será el Ibrahimovic de la Liga, y otro el de la Champions.

Porque ya no es solo ese latente paralelismo con Kluivert (para saber de que hablamos, en su temporada de debut hizo 15 goles en Liga y su máximo registro llegaron a ser 18). Es que analizando los “nueves” pre-Eto’o más inmediatos, hay un tal Saviola que, en su primera temporada, hizo 17 goles (su máximo registro con el Barça). 18 y 17 tienen que ser cifras asumibles para el Ibra de los dos últimos años en el Inter (como dice Confi).

Él, además, tiene la suerte que los otros dos no tuvieron (salvo Kluivert un par de años con Rivaldo) y es que tiene al lado alguien como Messi que nos puede dar ese goleador de 25 o más goles que todo campeón de Liga necesita, a excepción del Valencia de Benitez.