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Recital en modo ahorro

Leo Messi volvió a rescatar al Barça con una triple mascletá al Valencia el día que Guardiola bordó el ahorro de energía de sus muchachos ante la llegada de los partidos entre semana con un revolucionario método: jugar sólo 45 minutos. Ayer fueron suficientes para desactivar a un Valencia que celebró las fallas fallándolo todo frente a Valdés tras desarbolar previa y repetidamente a la media azulgrana con una presión a analizar y contrarrestar.

Tras una infuasta primera mitad a merced del despliegue valencianista, el cambio de Henry por Bojan dio el pistoletazo de salida al juego azulgrana. Fueron los mejores minutos del francés en la temporada y los primeros del Barça en el partido más albero, con Jordi Alba y Dani Alves esprintando en la banda y los hijos de la Duquesa animando en el palco.

Fue el partido de la confirmación de Milito, de la resurrección de Henry, de la consagración de Alves, del no va más de Valdés, de la desesperación con Bojan, de la intermitencia de Xavi, de la ausencia de Iniesta, de la recuperación de Piqué y, por encima de todo, de la magia de Messi, el jugador sobrenatural al que nadie le ha hablado del modo ahorro.

En la mejor demostración individual de la actual Liga, el argentino fue capaz de levantar a su equipo y de tumbar al contrario en tres apariciones divinas. Prodigio de malabares y ambidiestrismo en el tercero, de control, cintura y golpeo en el segundo, y de aceleración y desaceleración en el primero, con escalofriante freno en seco ante Dealbert. Sumen lo que le hace al central valencianista y lo que le hizo el pasado año a Cannavaro y se les aparecerán Sandokán y, una vez más, Maradona.

Los números del 10 del fútbol mundial rozan lo escandaloso. A falta de doce jornadas para el final de Liga el astro argentino se ha puesto ya a un solo gol de los 23 que anotó la pasada temporada. Tres de sus cuatro hat-triks con el Barça los han recibido Madrid, Valencia y Atlético, y esta temporada ha marcado dos goles al Atleti, dos en Riazor, otro doblete al Sevilla y dos más para salvar el naufragio de Almería.

Teniendo en cuenta cómo las gasta Lionel en los partidos de enjundia uno intuye que esas cifras pueden hincharse hasta la grosería si contamos con que el Barça debe rendir visita al necesitado Zaragoza, al caserísimo Mallorca, a ese colíder llamado Madrid, a un Espanyol exigido por el descenso, al bipolar Villareal y al atareado Sevilla.

Desde el Real Madrid no le van a poner fácil el pichichi al fenomenó de Rosario, aunque todo apunta a que no va a ser el publicitado Ronaldo sinó el denostado Higuaín quien ejecute la persecución. Ayer se reivindicó con otro fabuloso hat-trik en Zorrilla, donde mató tres pájaros de tres disparos. Desactivó la campaña de Marca, que había llegado a publicar en portada una oportuna oferta del City tras sus fallos en Champions, ganó puntos para la negociación del nuevo y suculento contrato y sembró dudas razonables sobre la pertinencia de acudir a otros goleadores.

Y es que a Higuaín le van los retos. Calló primero a los Astruells que no lo veían ni de ariete del Valladolid, ganó un par de ligas con agónicos golazos y ahora se ha propuesto amargar el regreso de Florentino sentando a Benzemá, tapando a Kaká (del que hablaremos en los próximos días) y oscureciendo a Ronaldo. La lógica futbolística dicta renovación pero las cuentas del moisés blanco van por otros parámetros. Él compra a los que venden y vende a los que no. Para Florentino, renovarle es morir.