Salieron nuestros muchachos espesos como el día del Valencia, maniatados por un planteamiento inteligente de Camacho y por otro no tanto de Guardiola. No es una crítica a Pep, evidentemente tiene derecho a equivocarse, es una evidencia reconocida por el mismo Guardiola en rueda de prensa. Salió el Barça al principio con un 4-4-2 en rombo con solo Zlatan y Henry en punta, esquema cambiado un par de veces más durante el primer tiempo. Osasuna, con una presión asfixiante a nuestra defensa y las líneas muy adelantadas, creó un atasco monumental en el centro del campo consiguiendo que el Barça perdiese su seña de identidad más preciada, el pase preciso y el control de balón en campo contrario. Tenían la pelota Puyol, Milito, Maxwell y un atolondrado Alves, no conseguíamos salir de ahí, como mucho TouréYaya intentaba hacer conducciones largas pero sin encontrar espacios de penetración. La presión de los de Camacho obligaba a Messi y a Iniesta a retrasar su posición para venir a buscar el balón al círculo central, desactivando así toda posible creación de peligro.
Lo peor es que, no solo se defendían los de Camacho, fruto de las imprecisiones de los nuestros, montaban unos contrataques peligrosos que hubiesen podido costar algún gol si no es por una prodigiosa intervención de Valdés en los primeros minutos cuando Vadocz se quedó solo ante nuestro portero ( jugada que en el campo me pareció un fuera de juego palmario, percepción que me rectificaron los comentaristas radiofónicos).
Así transcurrió el primer tiempo, 45 minutos perdidos, hasta que en el descanso, Guardiola movió pieza en una larga charla en el vestuario (tan larga que hasta el 4º árbitro tuvo que llamar al orden al equipo blaugrana para que saliesen al campo).
Con la sustitución de Pedro por un desafortunado Henry y el aumento de intensidad de los jugadores barcelonistas, el partido ( como si fuese un calco del match contra el Valencia) dió un giro total. Con Pedro por la derecha e Iniesta más avanzado hacia banda izquierda, ayudado este último por un cada vez más integrado Maxwell, el Barça empezó a carburar. El balón se movía a mucha más velocidad, TouréYaya creaba mucha más profundidad al poder jugar en una posición más avanzada. Messi, aunque no hizo un partido espectacular como en las últimas jornadas, trabajó muchísimo para el equipo y Pedro, con su velocidad y acierto revolucionó al equipo.
Con esta mejora se pisó mucho más el área rojilla y llegaron las ocasiones de gol, una de las más claras fue un intento de remate de Messi en la que le faltó una dosis más de hormona de crecimiento para llegar a impactar el balón.
A pesar de esto, como el gol tardaba en llegar, Pep hizo otro cambio, Keita entró por Busquets (con 1 tarjeta amarilla que le impedirá jugar en Mallorca) y, cuando estaba a punto de hacer la última sustitución ( Bojan por Ibra) vino un centro de Maxwell por la izquierda para que Zlatan, ejerciendo de 9 clásico ( vean en TV el movimiento del sueco para desmarcarse tras los 2 defensas) enviase el balón al fondo de las mallas. Gol importantísimo para el equipo y para el jugador sueco que llevaba un par de partidos transmitiendo buenas sensaciones pero le faltaba el premio del gol.
Con este gol, casi se acabó el partido, el Osasuna intentó abrir líneas con más voluntad que acierto, nuestros defensas estaban muy bien posicionados y no les permitieron crear peligro.
Cuando faltaban un par de minutos para el final, el Nen de Linyola, aprovechando otro centro por la izquierda, envió la pelota fuera del alcance del portero Ricardo.
En resumen, 3 puntos más en un partido complicado.
Gallina de piel: Que cuando no salen las cosas, nuestros cracks sepan ponerse el mono de trabajo.
Ni fu ni fa: A pesar de registrar una buena entrada, más de 70.000 espectadores en día laborable a las 8., nos sobran esos murmullos de desaprobación cuando los jugadores tienen imprecisiones. Hay que animar antes de meter el gol, luego es muy fácil.
Hay que sejir trafajando: El tema del Villarato está haciendo mucho daño. Ayer, Velasco Carballo( ¿de que colegio era?, no hase falta desir nada más), sin que hubiesen jugadas polémicas tuvo un arbitraje sibilino y extraño. Perdonó tarjetas en jugadas en las que ni tan solo pitó falta y estuvo “perepunyetes” con nuestros jugadores. Fruto de esto, además de la de Busquets- tarjeta justa- también Alves, Iniesta y Messi recibieron amonestación. Alguien debería avisar a nuestros jugadores que, cuando es evitable, no provoquen la tarjeta.