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Yoyalodije

Madina Mayurqa

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Cuenta la historia, que el 8 de Septiembre del 1229, Jaume I llegaba a las costas de Mallorca comandando un ejército de 1500 caballeros y 15000 soldados con el fin de someter la isla, en esos días musulmana, al vasallaje de las Cortes Catalanas.

Tras varias batallas y numerosas bajas, entre ellas las de los nobles Guillem y Ramón de Montcada, Jaume I llevaba su ejército de Almogávers a las puertas de Madina Mayurqa (hoy Palma),ordenando sitiar  la ciudad y bombardearla. Los moros, ante la imposibilidad de resistir, decidieron atar a varios prisioneros cristianos en lo alto de las murallas, con el fin de impedir los bombardeos.

Jaume I fijó su mirada en aquellas murallas, encomendó las almas de los prisioneros a Dios y ordenó redoblar los bombardeos. Y para no dejar dudas sobre la determinación que le había llevado hasta esas islas, El Conqueridor, respondió al chantaje lanzando sobre la ciudad las cabezas de 400 musulmanes que habían sido capturados en escaramuzas previas. Los moriscos, presos del pánico ofrecieron una rendición que permitiera salvar sus vidas y la ciudad, sin embargo, la nobleza de los Montcada y el obispado exiguieron venganza y exterminio.

Jaume I ordenó tomar la ciudad y tras durísimos combates, la ciudad fue incendiada y su población pasada a cuchillo. Tal fue la mantanza, que los cadáveres no se pudieron enterrar originando una plaga de peste. El saqueo duró 4 meses y los que sobrevivieron fueron convertidos en esclavos…

781 años después el destino nos devuelve a las puertas de Palma con el mismo objetivo que aquellos padres de la patría: el de someterla. Y nuevamente nos hará falta la misma determinación que       aquel conquistador. Porque enfrente tendremos un equipo que se está jugando una plaza de Champions, motivado, con mucho que ganar y también mucho que perder.

Manzano está exprimiendo al máximo una plantilla de ordenados y disciplinados gladiadores que juegan sin miedo y que han conseguido hacer del Ono Estadi una fortaleza tan difícil de tomar       como aquella Madina Mayurqa musulmana.El psicólogo Manzano habrá jugado 100 veces este partido en su mente, un hombre acostumbrado a reinventar el equipo cada verano, ya habrá previsto cualquier variable y todas las opciones  ya están analizadas. La consigna será clara, no perder la identidad, porque eso y el trabajo duro es lo que ha hecho que un equipo despojado de individualidades y figuras brille en la parte alta de la tabla.

Y esa identidad vendrá marcada por un mediocampo poblado que ahoga las conexiones rivales, una luz en Borja Valero y unos puntas que son unas lanzas jugando con espacios.La presión en el campo será agobiante, pero mucho menor que la que nos planea por un posible desfallecimiento antes de la batalla del Bernabéu. Ya no hay margen de error. La victoria o la derrota final se juzgará cada domingo, en cada embite, en cada golpe. Nuestras piernas flojean, hay efectivos que ni están ni se les espera, pero nos queda la fortaleza mental, allí donde se gestan las victorias y las derrotas, allí donde los hombres imaginan lo que quieren ser y por lo que quieren luchar. El objetivo se acerca, el enemigo no da su brazo a torcer, ganar es vital. Y si para ello hay que volver a pasar a cuchillo toda Palma, así sea…