Apuntó el martes y disparó el jueves. El Madrid le birló el factor cancha a un Barça lastrado por el bloqueo mental de Navarro, y lo hizo a lomos de un fabuloso e interminable mocetón croata al que desde los balcanes vienen comparando con Gasol. Puede que no sea tan bueno como Pau pero su impacto en un Barça-Madrid decisivo ha sido similar al perpetrado por Gasol hace unos años.
Él solito se merendó a los tres pívots azulgrana, pese a que el desastre culé no vino de la pintura sinó del naufragio más absoluto de todo su perímetro, tan desacertado como el primer día pero con el espantoso partido de Navarro como agravante y con la falta de respuestas de Pascual como preocupante síntoma en clave eliminatoria. Y es que ya van dos de dos tanto en un caso como en el otro.
Del primer al segundo partido pasó la presencia de Navarro en pista de irrelevante para su equipo a imprescindible para el rival, que cogió sus mayores ventajas con el desquiciado killer de Sant Feliu regalando un balón tras otro. Sin hacer nada del otro jueves los compañeros de Tomic se vieron arriba desde el principio y, a partir de ahí, supieron jugar inteligentemente con los nervios del rival, que aumentaban exponencialmente.
Un Pascual sin más argumentos que la continua rotación para desarticular el efecto Tomic tuvo que acudir una vez más a Víctor Sada, el supuesto tercer base del equipo, para empezar la reconstrucción a partir del esfuerzo atrás y la calma delante. Funcionó lo primero, pues en seis minutos los blancos apenas anotaron una canasta, pero pronto se desgastó la previsible fórmula ofensiva, víctima de la incapacidad de Grimau y Basile para amenazar seriamente desde fuera.
A estas alturas la suerte del partido estaba ya echada, con un Madrid crecido en defensa al abrigo de Tomic y un Barcelona lastrado en ataque por mor de Ricky y Navarro, los que debían tirar del carro en las grandes citas y que de momento lo están tirando todo por la borda. Un inaudito 0/5 en lanzamientos de 2 para el base, otro escalofriante 0/4 del escolta en triples (que se suman al 0/6 del martes), -3 de valoración entre ambos (los únicos del equipo con ranking negativo) dan una idea de la magnitud de la tragedia culé el día que debía celebrar un año invicto en casa.
Cierto que la lesión de Morris a los dos minutos de la eliminatoria condicionó la rotación de Pascual en la serie y está llevando a la sobreutilitzación de Lorbek (38 minutos anoche), pero también debemos contar con la baja de Van den Spiegel en las filas blancas y con que el hombre del partido llegó con la temporada empezada. Lo digo por si a alguien se le ocurre buscar excusas en las ausencias, el infortunio o el fatalismo.
El Madrid ganó anoche porque jugó muchísimo mejor que el rival, porque su entrenador se volvió a comer tácticamente a su oponente y, sobretodo, porque las individualidades que salvaron el pellejo de los bloqueados estuvieron mejor sujetadas que en el primero. Casualidades, con Messina de por medio, las justas.