Con motivo del sorteo de grupos del Mundial de Suráfrica el Real Madrid dió un golpe de efecto mediático montando una fastuosa rueda de prensa con los jugadores internacionales de la entidad blanca. Gran y colorido acierto del marketing y la imagen pero también de la impostura y el photoshop. Al Madrid le convenía y los jugadores lo acataron. Modélico funcionameniento de club, fenomenal escenificación y mejor optimización de los derechos de imagen
No obstante, los rostros serios de los Kaká, Cristiano, Metzelder, Higuaín o Benzema por tener que quedarse una horita más en Valdebebas tras el entreno matinal delataban lo forzosa de su presencia y, vistas en perspectiva, contrastan sobremanera con la juvenil jovialidad de la instantanea de París que encabeza el artículo, en la que Piqué, Bojan, Busquets, Xavi y Puyol, los catalanes de la cantera, los culés de nacimiento y sentimiento, driblaron al volcán de Guddy -junto al que entró como Kennedy y saldrá como Obama- para apoyar a sus baloncestísticos primos de zumosol.
La fuerza no está en la imagen, sino en el gesto. El club sólo dijo sí a la petición expresa de dos capitanes y tres futuribles brazaletes, y el plantel del basquet no sólo lo agradeció sino que gratificó con inmediatos intereses. Que además esa comunión y generosidad se tradujera en un impagable spot en prime time para el club y el patrocinador de la sección tiene en la verdad a su causa y efecto. Estas cosas no se fuerzan, surgen. Y, lo que es más importante, se mantienen.
Fue también en el extraradio de París donde uno de los presentes en Bercy levantó hace apenas cuatro años la Champions de los Ronaldinho, Deco y Etoo, los cracks fichados por su precio real, el que fija el mercado. Muy por encima, pues, de lo que costaron los héroes de Roma y y cheerleaders de París, que no es mucho sino muchísimo. A ese equipo, al que tanto le costó campeonar, le fue imposible mantener.
Algo de eso se vivió tres años antes en la sección de baloncesto, que alzó en casa la primera Euroliga al cochinero trote de los Pesic, Bodiroga, Fucka y Femerling, y donde los eléctricos Saras y Navarro parecían estar de más. Hoy, con Xavi Pascual poniendo a punto el Ferrari que le ha comprado Chichi, con cinco de casa (Ricky, Sada, Juanqui, Roger i Trias) solidificando entre bambalinas en el laportismo lo que Bodiroga lideró en el gaspartismo y con la intensidad como medio y la calidad como pretexto han llegado para quedarse.
Pero la dificultad no está el conseguir el éxito sino en saberlo gestionar, en darle continuidad. Abundan los precedentes de lo primero y escasean los de lo segundo.
Que cracks de relumbrón como Ricky y Navarro y oficiales de primera como Sada y Grimau sientan el proyecto como algo tan suyo como el dorsal será de vital importancia para que los segundos héroes de Paris no caigan en la infausta autocomplacencia de los primeros.
Se emborracharon (también) de éxito los lustrosos cracks foráneos que alzaron la Champions en Saint Denis, y de los dos siguiente ejercicios apenas recordamos resacas y rajadas, borrones y decepciones, rimbombantes intenciones y decepcionantes actuaciones. Se pasó de las promesas del crack (“cuando el equipo me necesite ahí estaré”) a los cracks que fueron promesas (Iniesta, Messi, Pedro, Bojan) y el equipo vuelve a gestionar bien el éxito diecisiete años después.
El complicado año I tras la caidita de Roma -que tan certeramente vaticinó el míster- está manteniendo alta la líbido. Se contaron tres orgasmos en los preliminares y el cuarto no está previsto en sabadete sinó el domingo a las siete. Son de casa tanto los que lo ganaron en 2009 como los que lo gestionan en 2010, y el trio de ases del pasado año puede convertirse el domingo en un bonitopóker de reyes tras mantener la competitividad en lo más alto de agosto a mayo.