La Ola mongola
Ni la Mano de Dios, ni el gol de Careca, ni los goles de Calderé a Algeria, ni la Dinamita Roja, ni la Maldición de Moctecuzoma, ni la rodillera de Miguel Porlan, ni pollas en vinagre… el Mundial 86 de México será recordado fundamentalmente, por dos hechos: por esa extraña sombra que aparecía en el centro del terreno de juego de los estadios mexicanos, y que era la proyección de platillos volantes, y sobretodo, por el maligno legado que dejó al mundo del fútbol, la “Ola”.
Ya en el partido inaugural en el Estadio Azteca, de Italia contra otro y que recuerdo que quedó en empate (lo que los listillos llaman “tablas”-¿de qué “tablas” hablan?-), empezaron los descendientes de Hernán Cortés y los esclavos que sobrevivieron, a hacer extrañas coreografías acompasadas y bien sincronizadas,a las que, según nos bien explicó José Angel de la Casa, llamaban “la Ola”.
No recuerdo exactamente en qué momento Europa importó esta estúpida manifestación popular, pero sí recuerdo que la primera vez que la sufrimos en el Camp Nou fue el 8 de Junio de 1992; fue un día de inmensa felicidad, casi mayor que diecinueve días antes, ya que el Dios Sol, la Gorra de Buyo, Pier y Sanchís nos regalaban la Segunda Liga consecutiva del Dream Team. Sobre el minuto 30 de la segunda parte de nuestro partido contra el Bilbao, el funeral que había sido hasta ese momento el estadio se convirtió en un estallido de locura, Núñez empezó a lloriquear y a balbucear “Un altre?, un altre?”, todos nos abrazamos con todos, yo con una tiparraca de campeoanato que ese día se sentó a mi lado, Stoichkov decidió que se quedaba, Benhakker ponía cara de bobo, Valdano no aceptó el sobre que nuestro pecident le había ofrecido y Michel y Lasa entraban en el vestuario llorando (bueno, en realidad, esto de Lasa y Michel puede que fuera un año más tarde) y un UltraSur con gafas de Sol y una camiseta con el bonito mensaje “Míchel, el Mejor”en el Heliodoro pensaba “Putos catalanes!”.
Pensando-lo bien, importamos la “Ola” seis años más tarde porque antes no habíamos tenido ningún motivo…
¡Ay! ¡Si Quetzalcoatl levantara la cabeza!
Visca el Barça!
Bueno.
Tras la magnífica descripción que ha hecho Brian del nacimiento del monstruo, y su asociación de Moctezuma y Josep Lluís I de los Núñeses (ya decía yo), no tengo nada más kañadir que diría Manuel Braga.
Que Vds. lo pasen bien, y Visca el Barça!
…
Que coño!
Vaya si tengo que añadir!
Para empezar, soy de los que cuando el tipo de delante se levanta por cualquier parida, como por ejemplo, que el chufletero nos expulse a 4 tíos a la vez, le hago “tap tap” en el hombro, y le hago el gesto de que se siente, con cara de pocos amigos. Que me está tapando, vamos. Que quiero ver un partido, y no un culo. Y es que, ¿Por qué el populacho se pone de pie cuando se indigna? Se podría tumbar en el suelo digo yo.
Pues imaginénse con la puta ola mongola.
Miras los caretos, y realmente llegas a la conclusión de que para muchos, lo más importante que ha sucedido durante el match, es su participación en tamaño despropósito.
Oiga, pero si hemos ganado 10-0!
Y a mi qué! Me he levantado 14 veces para hacer la ola.
Que Messi se está meando a 15 tíos?
Da igual, que viene la ola, que viene la o…eeeeeeeh!
Miren yo soy Messi, paro el partido, agarro un micrófono y suelto:
“Para esto me juego las piernas? Para esto me quieren aquí, gañanes? Qué será lo próximo? Hola Fondo Norte Hola Fondo Sur? A la mierda! A ver! El tontorrón que ha empezado, que baje aquí y me sustituya que me piro!”
Es la ola, uno de los tres jinetes de la apocalipsis en toda celebración que se precie, junto al ¡Campeooones campeooones oe oe oe!.
Tan difícil es decir Campions?
A ver Vd., pruebe!
Camp..eooones…joder no me sale, mira que es difícil pronunciar una “i” tras una “p”, en cambio si digo “pito” o “trapichería” si que me sale.
La otra, es el “We are the Champions”, canción que ponen ya hasta en los concursos de insertarse el máximo número de calçots en el ano
Freddie chato, eres consciente de tu legado a la humanidad?
Bueno, peor sería si se celebraran los títulos cantando “Radio Gaga”.
En aras de la verdad, y créanme, la verdad tiene muchas aras, hay distintos oleros.
Destacan 2 grandes grupos:
El matao, que es el que sigue el transcurso oleril por la grada, entrando en tensión a medida que se acerca (levantando manitas y haciendo el gesto de los 5 cerditos mientras de su boca sale un eeeeee bajito, como diciendo ya veréis de lo que soy capaz de hacer).
Cuando llega, el hijoputa da un brinco espectacular, y su eeee, se convierte en EEEEEEeeeeeeeee!!!, y con cara de satisfacción se sienta y contempla a los siguientes (como diciendo, que suerte tienen estos, a mi me ha pasado el turno hasta la siguiente vuelta, y a ellos está a punto de llegarle), pero que coño, os la he dejado bien eh? Perpetuad mi obra.
Sus cónyuges lo fliparían, viendo lo rápido que se levantan.
Y ojo, el olero matao, es un fenómeno transversal. Aglutina niños y abuelos, ricos y pobres, pijos y canis. Bah!
El otro tipo sería el funcionario, que llega la cosa, y sin despegar el culo del asiento, levanta una mano tarde, y a cascarla.
Pues nada, identificado el sujeto (gracias Brian), saco en la cabeza, pistola en la nuca, y al parking a contarle un cuento.
Que esto es el Camp Nou, y no el puto circo!
EEEEEEEEEEEEEEeeeeeeeee!!