Ni defendieron en pista durante la final ni tiene defensa posible bajar los brazos tras el tercer partido frente a Unicaja. Como si de un equipo menor que se acontenta con clasificarse para la Final ACB se tratase, el equipo de Xavi Pascual perdió anoche en Vitoria la Liga por incomparecencia defensiva en sus tres últimos actos. El mejor equipo azulgrana de todos los tiempos fue humillado por el último de los entrenadores devorados por el Palau.
Empezó la final con un parcial de 0-12 en los primeros cinco minutos del primer partido y, en realidad, acabó también ahí. Todo porque dirimían el título un equipo que creía haberlo ganado todo y otro que lo tenía todo por ganar. Uno que venía de tocar el cielo en París, y puede que tocarse lo que no suena en El Muntanyà, y otro que no había bajado el ritmo competitivo en el último mes. Uno que no arriesgó nada y otro que estaba dispuesto a todo.
Al apetito vitoriano y al empacho culé se les unió una discutible dieta arbitral que condicionó el festín. Permitióla dureza del partido, incluyendo los manotazos y las cargas corporales en el bote rival, beneficiando con ello al equipo que más estaba apretando. Cuando el Barça intentó (que no consiguió, ojo) nivelar la carga de implicación del Baskonia el criterio cambió por momentos. Así las cosas, el mejor baluarte defensivo de los vitorianos, el fabuloso Splitter, se plantó en los tres últimos cuartos con una o ninguna falta en su casillero.
Pero la explicación del 0-3 no está en las veces que alzara el brazo el equipo naranja sino en las que lo bajó el azulgrana, falto de acierto en el facilón y socorrido recurso del triple. Ya se sabe que el abismo se acerca en función de que lanzamiento de tres pase de ser recurso temporal a solución permanente y ayer el Barça tiró casi tantas veces desde más allá de 6’25 (30) como desde más aquí (35) para confirmar la peligrosa tendencia de toda la final, en la que los de Pascual han lanzado de tres cuatro de cada diez tiros de campo (77 de 190) pese al paupérrimo 29% de acierto.
Que la mejor batería europea de pívots del continente -pese a que en esta final ha tenido que padecer otra inhibición de ese guadianesco martillo pión con viento a favor y azucarillo derritido en la adversidad llamado Fran Vazquez (7 puntos, 6 rebotes y apenas 7 tiros intentados en la final)- reciba tan pocos balones en una eliminatoria frente a un conjunto que juega con siete efectivos debe hacer reflexionar a los técnicos culés, quienes tampoco encontraron pertinente tirar del músculo y el sacrificio de Grimau y Sada (ocho minutos entre los dos ayer, once en el segundo partido y cinco en el primero) frente a la hipermotivación del rival y la impericia del perímetro propio.
El fracaso de Ricky en la dirección y Navarro en el liderazgo no admiten discusión, así como tampoco su inexplicable distensión defensiva en los minutos calientes de anoche. Con vigor ofensivo se suelen ganar paridos, con complacencia defensiva se pierden campeonatos. La complaciente senda de esta final no se debe volver a pisar. Ahora sólo queda aprender la dolorosa lección y prepararse para no volver a catear el próximo año la asignatura que queda pendiente de este curso: la gestión del éxito. Cuaderno de vacaciones para el verano.
Con defensa
Los Lakers sí supieron defender a la altura del momento y dejaron la gloria a la distancia de un sólo partido en el Staples. Dejaron a los crecidos Celtics en 67 puntos y borraron de un plumazo y mucho esfuerzo el sanbenito de equipo blando y franvazquesco. Comandados por un notable Bryant en la anotació y por un excelente Gasol en todo lo demás los de Phil Jackson mostraron su lado más colectivo a la vez que guardaban las exquisiteces para el séptimo y definitivo partido.
Pero ojo, que con los Lakers nunca se sabe. No en vano comparten tenebrosa idiosincracia con Renault. Y no por haber conseguido sus mejores logrosa la vera de los dos maduritos ligones más célebres del deporte mundial (Jack&Flavio), o por los problemas que les ha creado a ambos el R9 (Rondo), sino por su tendencia a estropear la gran puesta en Scénic de su Supercinco jugando con Fuego y teniendo Lagunas.