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Yoyalodije

Non sono Cruyff (Este es cuatro)

El pueblo. Anno 1988. Finale d’agosto.

Desafiando a los elementos y alla Guardia Civil, llevé a cabo un viaggio con la mia famiglia que dejó en pañales a las churriaventuras de Ulises, Jasón, Magallanes, Willy Fog e tutti quanti. Una travesía de 14726 horas cruzando tres cuartas partes della penisola en un Seat con licenza Fiat roñoso, ossidato e senza aria condizionata per disfrutar gli ultimi giorni della pretemporada estival en el pueblo.

En aquellas fechas, estaba previsto il torneo de verano abituale della massima competenza con los due vicini merenguitos però buena gente, que acostumbraban a darnos pal pelo con una mezcla de migliore técnica, gen competitivo, apoyo federativo y triquiñuelas rupestres. Per il nostro bando, los oficiosos representantes culés afrontamos el desafío senza stranieri, tutta gente della casa, il mio fratello e io. Totale: due.

También senza stranieri y también con due giocatori sobrevivientes della traumática partita di Siviglia se plantaba il Barça contro il Steaua di Bucarest en il match per il Trofeu Joan Gamper, en una vendetta (sí, tutta la ragione amico lettore, estábamos fatal) della finale della Coppa d’Europa del 86. Debutaba en casa la squadra di Johan después de liquidar al Peñarol cominciando a recuperar el cariño dei tifosi y el calcio ofensivo tras un terrible desamor extendido a lo lungo de las temporadas precedentes, y se dejaba guidare per la mano del Profeta, como si fuera un lemming al borde del abismo, hacia il delirante sistema que haría riconoscibile al club in tutto il mondo: 3-4-3.

Los viejos carcamales, inspirados a 800 km per i nostri giovani herederos en el trono della gloria, acudimos al prao en el que se disputaba la finalissima con un par de jerseys para delimitar la portería e una parola en la nostra mente: attaccare. Que defienda Rita. Il rivoluzionario planteamiento de 0.5-0-1.5, questo è un portiere/delantero y un chupagoles, desbordó al nostro rivale callejero con un caudal ofensivo imparable pese a contar con una difesa un tanto desguarnecida e incluso desértica diría io. La victoria fue incontestabile, el público formado por ranas de una charca prossima y perdices subidas a los quattro árboles pelados que había cerca enloqueció ante tamaña dimostrazione di spettacolo calcistico. Finalmente la vittoria era nostra, la estética también era nostra. I tempi estaban cambiando, que cantaba Bob Dylan.

El Barça le ganó al Steaua per 3-1 en una partita con varios penaltis, ironía del destino. La fiore di Johan si chiama questo. Tal y como habíamos brillado il mio fratello e io en el prao, en el Camp Nou se vió una squadra creativa, vibrante y emocionante. Non sono monedita de oro para gustarle a tutti, dicen los mexicanos. Defendemos muy mal, decían los tribuneros. Del risultato nos enteramos en el Telegiornale del giorno siguiente perché en la Spagna profonda no había ni ritrasmissione in diretta ni, oh fortuna, prensa sportiva al alcance. Cruyff declaró: “Para llegar al destino que queremos, debemos recorrer una larga vía y ahora estamos sólo en el principio. Nos pegaremos muchos trompazos pero estamos en el buen camino”. ¿Questo è lo que se dice un profeta? ¿La Salvación de Cruyff II sería tan buona o migliore che La Salvación de Cruyff? ¿El Padrino II era tan buona o migliore che El Padrino?

Cansados y satisfechos, il mio fratello e io nos decidimos a apurar el tercer tiempo con i nostri rivali ed amici, recuerden que eran buena gente pese a ser merenguitos, los pobres bambini, y acudimos al único bar del pueblo. Allí se cometió una ingiustizia que recordarán los siglos. Niente de alcohol. Hoygan, que como dijo Johan poco después: “Insisto, tengo todos los papeles en regla para sentarme en el banquillo”. Empezaba la nuova temporada y en los cículos del poder, además de putearnos, al fine nos temían. Pero, sin rimas, este es cinco.