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Crónica

Sometiendo a la bestia

Atlético de Madrid, 1 – F.C. Barcelona, 2

Decían las crónicas previas a este partido que el Atlético de Madrid había conseguido quitarle 29 puntos al Barça en las últimas 8 temporadas. Y tirando de lugares comunes se concluía que los colchoneros eran la bestia negra culé, un demonio particular sufrido hasta por Pep Guardiola: en sus dos visitas ligueras como entrenador azulgrana a orillas del Manzanares le había tocado siempre masticar el polvo de la derrota.

No obstante, el Barça salió al césped del Calderón enchufado y sin miedos ni complejos, monopolizando la posesión de balón y jugando el primer cuarto de hora exclusivamente en la mitad de campo rojiblanco. A consecuencia del abrumador dominio llegaron dos ocasiones consecutivas en plata de ley: un disparo al poste de Villa tras una gran asistencia de Messi y a continuación el gol del crack argentino tras un magnífico pase de Pedro, eludiendo con un toque sutil la desesperada salida de De Gea.

No había ni rastro del equipo espeso e inconexo que se enfrentó al Hércules ocho días atrás pero en el minuto 25 el Atlético de Madrid, cuyo caudal de juego había sido más escuálido que una radiografía de Kate Moss, sacó petróleo a la salida de un córner al combinarse un remate de cabeza de Raúl García y una mala salida de Valdés. Empate a uno y primer zarpazo de la bestia negra.

Lejos de descomponerse el Barça siguió insistiendo en su monólogo de balón, percutiendo una y otra vez por la banda derecha mediante un incisivo e hiperactivo Dani Alves. Paradójicamente el segundo gol azulgrana llegaría en otro córner resuelto por Piqué con un derechazo cruzado. Messi cumplía diez (benditos) años como jugador del Barça sembrando el pánico entre la defensa rival con su velocidad y su eléctrico catálogo de fintas, conducciones y regates.

La segunda parte empezó con dos latigazos consecutivos, venenosos y casi idénticos de Xavi y Pedro repelidos por De Gea. El joven guardameta rojiblanco completó su portentosa exhibición conjurando dos remates de David Villa y un mano a mano con Messi. El resto del segundo tiempo fue un voluntarioso quiero y no puedo colchonero ahogado por el fútbol control culé tejido por Xavi e Iniesta.

No hubo noticias del temido cuarteto ofensivo del Atlético: Agüero abandonó el campo en el minuto 50 condicionado por sus molestias físicas mientras que Forlán, Simao y Reyes permanecieron inéditos gracias al solvente y eficaz trabajo defensivo de la zaga azulgrana.  Una victoria merecida e indiscutible del Barça que iba a servir para ahuyentar fantasmas y dudas, pero la bestia negra tenía reservada su última dentellada: una entrada criminal de Ujfalusi sobre el tobillo derecho de Messi. Tarjeta roja para el leñador defensa checo y retirada en camilla para la estrella argentina.