No sé cómo vive el Barça cada culer, ni tan siquiera sé si el término culer engloba hoy en día a todos aquellos que deseamos el triunfo del Barça en cada partido. No hace mucho, pensaba que sí, pero hay algunos conceptos respecto a los sentimientos de cada seguidor, cada aficionado, cada persona que ya no pretendo comprender ni discutir. Así que simplemente, expondré ahora mi humilde teoría sobre los peculiares comportamientos de nuestra maldita afición, según yo los veo:
Lleva el Barça consigo un estigma emocional, sociológico, institucional y participativo muy particular. Toda una dosis de personas alrededor del club que no son, pero que están. Aquella madre que pregunta por el resultado, aquel amiguete medio pasota que se reúne para ver el partido como parte de su rutina de vida, aquel niño que ves en el campo tocando los huevos a sus vecinos de silla y que se quiere ir a casa en el minuto 30, o aquel pedazo de capullo que se apunta al palco para provecho propio o para salir en la foto el día más oportuno. Gente y más gente paliza que sigue el Barça a su manera, pero que no sabe ni leer una clasificación, ni entiende las columnas de PJ, GF o GC que se publican en los diarios. Ellos saben que al Barça le va bien o mal porque viven en medio de ese entorno y no renuncian a él o simplemente porque necesitan consumir tertulias en la barra del bar discutiendo sobre obviedades acompañados de una caña y un oído que soporte unos cuantos decibelios. En el fondo, son buena gente. Nunca le desean el mal al Barça y, al final, suelen acatar con disciplina la opinión de los más avezados, sobre todo, cuando ésta es convincente, cosa que suele suceder pocas veces.
La lástima es que muchos de ellos son consumidores del día a día del club y sus absurdas polémicas, lo que les lleva a excederse en sus comentarios, pese a que, en el fondo se reconocen fieles ignorantes de la realidad, que es lo que son. Algún sector de la prensa deportiva, lamentablemente, pretende dirigir y dirige sus mensajes hacia este amplio grupo de desinformados y palurdos, deformando la realidad y generando una dosis de basura en sus contenidos impropia de la más mínima deontología profesional. Y todo por un volumen de audiencia y/o ventas que, en la mayoría de los casos y con loables excepciones, ni siquiera consiguen. Pero es lo que hay.
Yo prefiero analizar mi Barça bajo un prisma histórico, puesto que es con el aspecto que más me identifico. Me parece que mi club pasa por un momento deportivo inmejorable, algo impensable hace sólo unos pocos lustros. Sabe a lo que juega, tiene un estilo definido, que no siempre nos lleva de modo irrefutable al triunfo en cada partido, pero que nos da una personalidad y unos resultados indiscutibles. Ha conseguido, con su manera de interpretar el fútbol, extirpar el viejo debate entre efectividad y estética y ha provocado, además de la admiración del público más global y objetivo, el desconcierto y la desesperación de su máximo rival, el Real Madrid. Para mí, no hay discusión. Tras 45 años de vida, nunca había visto al Barça con mejor salud en el aspecto deportivo de lo que le detecto ultimamente, aunque es posible que no gane nada este año, como también lo era el pasado o el anterior. Quién sabe lo que pasará , pero ahora mismo no me cambio por nadie, aunque nunca lo he hecho, ni cuando, otrora, admitía nuestra exasperante carencia de éxitos deportivos. Cierto, no se puede vivir del pasado, pero es que el presente, por ahora, no difiere tanto del pasado más cercano, al menos como yo lo veo. Mientras tanto, que cada uno siga vendiendo lo que dé la gana y sacando su propio análisis sobre la actual situación.
Y, por último, me ahorro ahondar en ese tercer tipo de espécimen, espero que en extinción, que ya se teme lo peor, que está descontento con todo, que no es capaz de situar la realidad de su club en un prisma histórico y que ya sabe que todo va a salir rematadamente mal. Los jugadores no saben centrar, no saben chutar, la plantilla es corta, está agotada, los rivales ya nos conocen, algunos jugadores no tienen nivel Barça, se adornan en exceso, follan mucho y corren poco, sólo quieren ganar más dinero, se ha fichado mal y no entienden que un equipo como el nuestro no gane todos los partidos por goleada. Allá ellos si éste es el único fútbol que sus cegados ojos saben ver.