La Junta Directiva del Barça anunció el pasado miércoles por boca de su portavoz, el enemigo de la discreción y el sosiego Toni Freixa, que la sala de prensa del Camp Nou pasará a llamarse Ricard Maxenchs, en memoria del mejor y más entrañable jefe de prensa que ha tenido jamás la entidad.
Méritos en mano pocos se pueden oponer a esta decisión, como también resultaba difícil argumentar a la contra que Joan Gaspart pusiera el nombre de su padrino político al Museu del Barça. Bueno, en ese caso seguramente habría sido más procedente ponerle Josep Lluís Núñez al Mini-Estadi (tanto por estadio como, sobretodo, por mini) que no a los alrededores de una sala de trofeos que hasta la llegada de Cruyff estaba más atascada que la carrera artística de Massiel y que, por aportación cuantitativa, ahora debería llamarse Joan Laporta.
A priori Rosell no debería tener demasiados problemas para dar continuidad a la sucesión de hitos deportivos de Jan, pero un halo de mal fario lleva acompañando al nuevo presidente desde la toma de posesión. A los pocos días de su puesta de largo en la Masía el esplendoroso Regal Barça palmaba la final ACB de la forma más inexplicable y en lo que llevamos de ejercicio su escaso sentido de la oportunidad sigue dando pábulo al gafe que crece. Ausente en las victorias (no viajó a Santander, Madrid y Bilbao) y presente en los descalabros (Hércules, Mallorca, Kazan, final de la Supercopa de balonmano ante Ciudad Real y descalabro en la de hoquei patines el Vic por 0-4 en el Palau), apenas ha visto ganar a Panathinaikos y Sporting, con sustos incluídos, y su recién iniciada leyenda negra empieza ya a asustar.
Pero a lo que íbamos, contrariamente a lo acontecido con Núñez y Maxenchs los méritos contraídos por Johan Cruyff en su dilatada trayectoria en el club no son suficientes para mantener la distinción de Presidente de Honor de la entidad, cargo al que cada vez se acerca más uno de sus enemigos más íntimos. Y es que la austera y ahorradora Junta de Rosell remunerará con 6000€ netos al mes a cada uno de los tres nuevos asesores del presidente, que no son otros que el gran rival de Cruyff (Rexach), de Laporta (Migueli) y de Ferrer (Fusté).
Eso sí, no os penseis que se llevarán el milloncete de pelas mensual sólo por asesorar al Presidente, no. Se ve que entre sus atribuciones está la de aprovechar su experiencia para acompañar al equipo en los desplazamientos. La verdad, yo antes le compraba un GPS al conductor del autocar y me ahorraba 18.000€ al mes.
Total, que en aras de gratificar a los nostálgicos que faltan la directiva ya se plantea rebautizar como Doménec Garcia al departamento de comunicación y como Félix Millet a la Fundación del club. Y ojo, que por mucho que lo parezca no está todos. Todavía faltaría dos fichajes para completar el equipo titular del nuñismo pero a Jaume Sobrequés lo tenemos atareado con la campaña de Artur Mas, y no se descarta que a estas horas ya se haya hecho perico, y a Louis Van Gaal ni se le espera.
Se ve que para la directiva de Rosell la mejor vangaala no es Truus sino la de los Boixos, que no juran por Sandrito pero visten muy Casuals.