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Crónica

Goleada para la historia

ALMERÍA 0 – BARÇA 8

25 de octubre de 1.959, Las Palmas, Estadio Insular. El Barça sale con Ramallets, Olivella, Rodri, Gracia, Vergés, Gensana, Tejada, Evaristo, Martínez, Luís Suárez y Villaverde. Según destacado de Mundo Deportivo en su edición del día después: “Absoluta superioridad blaugrana en todos los terrenos. Luís Suárez (3), Evaristo (2) y Martínez, Villaverde y Gensana, autores de los goles”. Resultado (para la historia) final:  Las Palmas 0 – Barça 8.

20 de noviembre de 2.010, Almería. Estadio de Los Juegos Mediterráneos. El Barça sale con Valdés, Alves, Puyol, Fontàs, Maxwell, Mascherano, Xavi, Iniesta, Pedro, Messi y Villa. La edición digital de Mundo Deportivo tras finalizar el encuentro titula: “Goleada histórica. El Barça protagoniza una contundente goleada a domicilio ante un impotente Almería. Messi, con tres goles, Bojan, con dos, Pedro, Iniesta y Acasiete en propia puerta sentencian a Lillo”. Resultado (para la historia) final: Almería 0 – Barça 8.

Así se repite y se escribe la historia, empeñada en dar gloria y lustre infinito al Barça, pero en particular al Barça de Pep Guardiola, que devora récords, gestas y retos con una voracidad y simplicidad tan entrañable que malacostumbra al respetable y asusta por la insondabilidad de su recorrido y límite. Más de medio siglo después, el Barça vuelve a firmar la mayor goleada a domicilio de la historia de la Liga, en un partido en que la historia principal fue la gesta conseguida. Mérito, el que hay que otorgarle a un equipo que jugó con alta seriedad y responsabilidad durante todo el encuentro, desplegando un fútbol vertiginoso y virtuoso aprovechando las facilidades concedidas por un rival roto y violado, que marcó gol en un alto porcentaje de las veces que llegó a meta rival (rescabalándose así de la estadística contraria en numerosos partidos de esta misma temporada) y que respetó a su adversario en su intención de no bajar el nivel a pesar de la humillación que le infringía. El Almería sólo duró los primeros quince minutos de partido; a partir de los dos mazazos consecutivos de Messi e Iniesta, y despejando así cualquier reticencia y reserva que en la previa pudiera provocar el envite, llegó la descomposición almeriense. El resto, un pantagruélico festín del Barça, con Messi, Pedro y Bojan perpetrando la sangría, que el Almería recibió con paciente resignación y humillación. Con un Barça ambicioso y desatado, con la sala de máquinas en el centro del campo eficientemente lubricada, cómodo en la creación de  su juego y en la transición ofensiva, llegando en volandas a la portería de Diego Alves y enchufando casi todo lo que creaba mientras el equipo andaluz menguaba hasta desaparecer del terreno de juego, también tras el descanso, cuando la inicial intención blaugrana pareció la de controlar y tocar y no hacer más sangre de la debida si es que Almería no se dejaba. Pero se dejó, como una presa fácil y moribunda ante las dentelladas últimas de su depredador. Con un Pep Guardiola íntimamente desolado ejerciendo a su pesar de verdugo de su mentor y amigo Lillo. Con un Messi voraz y en estado de gracia de cara a puerta, autor de un hat trick como hace más de 50 años lo firmó la otrora estrella blaugrana (ojo al estratósferico dato del argentino de oro: 69 goles en los últimos 70 partidos disputados) y con un Bojan feliz reencontrado de nuevo con las sensaciones embriagadoras y reconstituyentes del gol. Con asistencia a lo Koeman – por tanto extraordinaria – de Fontàs en el gol de Pedro – otro al que la portería le vuelve a sonreír – y con un Piqué relajado en el banquillo empezando a olisquear el rastro de la sangre madridista (al igual que Sergio Busquets, y que Xavi e Iniesta tras el descanso, reservando todos ellos fuerzas para guerras mayores venideras) . Y con Villa, de nuevo, marchándose de vacío a pesar de los ocho goles conseguidos, pero marcándose otro partidazo inolvidable y de valor incalculable en pos del colectivo con sus movimientos y pases y su entusiasta entrega. El asturiano mereció el gol en jornada tan histórica para el Barça, pero ante el festival insaciable de sus compañeros decidió reservárselo de cara al gran clásico, que ahí la historia, agradecida con quien la merece, nos reserva otra página memorable el próximo 29-N.