Pase que lo ganen todo, que tengan el mejor equipo del mundo, al Bota y Balón de Oro, a los de Plata y Bronce, pase también que nos echen una manita al cuello en el duelo directo y pase que el canguelo ante otro posible repaso en la final de Copa me tenga haciendo el indio por los palcos de Europa. Ahora bien, que sea Piqué y no Cristiano el que se calce a Shakira, se haga con el Mango, acapare la portada del Hola y protagonice la franja Deluxe… Por ahí no paso!!
Florentino Pérez vive sin vivir en sí. El idilio del central de la Bonanova y la contorsionista de Barranquilla tiene mosqueado al caudillo de las apariencias, al evangelizador del fútbol mundial, demasiado acostumbrado a codearse con (y a sacar provecho de) Victoria Beckham, Helen Swedin, Daniela Ciccarelli, Mamen Sanz, Arancha de Benito o Malula Sanz. Bueno, con la hija de Lorenzo puede que tampoco se codeara tanto.
El día antes de emular a Sandro Pertini en Lyon pasó el pecador Pérez por el confesionario del padre Joserra, donde aprovechó para relativizar al Barça (“el Madrid siempre lucha por los títulos; ahora con el Barça, antes con el Valencia o el Atlético”), para ponerle un pero (o un casi, que para el caso es lo mismo) a Mourinho y, sobretodo, para hablar con proximidad del gran activo televisivo del club blanco, que no es un ariete de fabulosos goles sino una casi periodista de inacabables piernas.
Que si Sara por aquí, que si Sara por allá. Sara como una más de la plantilla, como la más preciada imagen blanca. Nadie puede dudar a estas alturas que la Carbonero nació para desfilar en el Real Madrid. En verdad, teniendo a Sara, ¿quien quiere a una bruta, ciega, sordomuda, torpe, traste y testaruda? Y más si ya rechazó la pasarela blanca con un mensaje alto y claro: Te dejo Madrid.