Bien, vamos a bajar el nivel del Yoya. Tengo una idea que hace tiempo me ronda por la cabeza. El nombre sería provisional, la idea consistiría en aplicar cámaras de televisión para que el árbitro pudiera ver repetidas las jugadas más polémicas y arbitrarlas mejor. Ya se, ya se las dos excusas típicas que se ponen para no hacerlo, a saber:
“Oh, pero ésto cortaría el ritmo del partido, se haría eterno”
y “Oh pero entonces no habría polémica y sería aburrido”.
La solución sería: “un ojo de halcón por parte y por equipo”. Es decir, cada equipo sólo la podría pedir una vez en cada tiempo, por lo tanto deberían elegir bien la jugada. Sería tontería malgastar la repetición para decidir si el saque de banda es para ti o para el rival. Pero si ha habido una caída en el área que el árbitro no ha visto, o ha visto penalti en un piscinazo, se pide.
Así no se corta el ritmo del partido (se pararía como mucho 4 veces, y lo justo para que los árbitros vieran la repetición y decidiesen) y seguiría habiendo polémica (fueras de juego, amarillas, faltas…). Pero se evitaría bastante el hecho de que una cagada “gorda” de un árbitro sentenciara un partido. Por ejemplo un piscinazo dentro del área, un penalti clarísimo que el árbitro no había visto, goles en fuera de juego, goles fantasma, goles con la mano, expulsiones injustas, etc.
La televisión podría tenerla el cuarto árbitro mismamente. Ejemplo: caída en el área, el árbitro pita penalti y expulsión. Dos posibilidades:
– el defensa hace gestos de que no es penalti. El entrenador pide la repetición, y el cuarto árbitro la mira detenidamente. Entonces da el OK al árbitro si sí era falta, con lo que se tira el penalti como si nada. O le dice que era córner, piscinazo, etc y en este caso el defensa sigue jugando y se saca el córner o se amonesta al ‘piscinero’, lo que toque.
– el defensa admite que era penalti para no malgastar el ojo de halcón. Pues nada, expulsado y se lanza el penalti. Y así su equipo no tiene que estar con el run-run de que el árbitro los ha timado.
Además creo que se reducirían los incentivos a lanzarse a la piscina, ya que si haces un buen piscinazo y el árbitro no pita nada, pero el iluso de tu entrenador cree en ti y malgasta el ojo de halcón, quedas peor que Ramos jugando a “El primero de la clase”.
A mi me parece un buen ejemplo de tecnología aplicada al fútbol, pero sin perder la esencia de las jugadas en directo y la polémica arbitral. Aumenta la justicia y, por qué no decirlo, ayudamos más a los árbitros, que estarían más seguros y no sufrirían tanta presión como hoy en día.