El Barça es un equipo tan complejo y perfeccionado durante estos últimos años que es capaz de desarrollar sentimientos propios distintos de los propios jugadores que lo forman. Por eso, ayer en el primer partido de la liguilla de Champions se pudo observar con claridad como iban evolucionando esos sentimientos colectivos conforme se desarrollaban los acontecimientos del partido.
Durante los primeros minutos del partido el equipo transmitió calma y seguridad en sí mismo, el Barça se supo superior a su rival desde inicio y ya es casi una costumbre la maduración progresiva del rival, a no ser que ocurra alguna desgracia. En otras ocasiones ha ocurrido y ayer también, cuando se produce una lesión en el transcurso de un partido, como la de Piqué, el equipo comienza a desprender preocupación. Parece como si comenzara a pensar que otra lesión más iba a ser muy perjudicial para el grupo sumiéndose en unos minutos de fatalismo. El gol de Tello, que todavía va por libre en este equipo, no sirvió para animar al colectivo y el infortunio se cebó, como casi siempre, con el que lo está esperando.
Así, el autogol de Alves mutó al equipo en veinte minutos de nerviosismo que culminaron con el 1-2 de los rusos en un perfecto contrataque como en momentos claves de la temporada anterior. A partir de ahí, el equipo volvió a mostrar ambición y seguridad en sí mismo para intentar una remontada que parecía ya más posible con el 1-2 que con el 1-1. Nadie perdió los papeles y se buscó remontar sin descoserse aunque con un importante retoque táctico, quitando a Alves, al que le veo un futuro claroscuro en este equipo, y situando a Alexis de referencia quien dio mucho para que se pudiera conseguir el objetivo final.
La remontada se inició y culminó sin forzar la máquina, jugando por las bandas y en una buena jugada del anárquico Tello, al que Tito quiere ganar para la causa, vino el esperado gol del empate de Messi a quien no se le vio bien, y aún así acabó siendo el habitual liquidador de partidos. Con el gol de Messi el equipo recuperó la alegría, que se contagió a la grada y , en estas circunstancias, era segura la remontada. Por fin en una jugada en la que se usaron las dos bandas, para que Alexis centrara y la pulga, el más bajito de todos, rematara a puerta en un 3-2 que ponía las cosas en su sitio. El partido murió con control y con un Spartak resignado a su suerte. Ocurrió lo que todos esperábamos pero no cómo lo esperábamos. Como casi siempre.
Asegurados los puntos todos nos volvimos hacia Tito pensando cómo iba a solucionar la baja de Piqué, una baja que se ha cebado en una defensa mal planificada y que tiene, de momento a un desconocido Song como mejor situado en un concurso en el que nadie quiere participar.Especialmente peligrosos pueden ser los dos próximos encuentros en Liga, ante Granada y Sevilla y vital recuperar al menos a Piqué contra el Madrid el próximo 7 de octubre. Hay que seguir confiando en el sentido común de Tito quien se conoce al dedillo esta plantilla y analiza como nadie sus sentimientos colectivos. Líderes en España y Europa, no se puede estar mejor situado a estas alturas de temporada, disfrutemos.