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Mi primera vez

¡Por fin! Aquel día iba a ver mi primer partido en el Camp Nou. Ya me levanté nervioso y no había dormido demasiado bien, pese a que ya hacía mucho tiempo que había abandonado la niñez,  aquel día volvía a ser niño por un día, por fin cumplía el sueño de ver un partido del Barça en su templo sagrado y eso justificaba mi ansiedad.

Y para estrenarme no iba a ver un partido cualquiera,me disponía a presenciar un Barça-Madrid, 600 kilómetros en un día y  apurar mi maltrecha economía valía la pena por ver este nuevo Barça de Johan, mi ídolo de infancia. Las sensaciones eran de ocasión especial, el Barça de Koeman,Laudrup,Stoichkov,Bakero y Txiki se había paseado el año anterior en Liga, se había repuesto a toda la maldición arrastrada desde hacía décadas y este año, pese a que en Liga iban a un punto del Real Madrid de Beenhakker, la epidemia de optimismo que sembró Cruyff contagió a toda la culerada, incluso a los que hoy reniegan de él. Por tanto, todo estaba preparado para el asalto al liderato ante el Madrid de la quinta del buitre que fue apartado del camino de la historia como un vulgar pajarraco. Aquellos fueron años de mucha ilusión y de vivir un momento especial y único en la historia, se decía mucho aquello de “aprovechemos esta época que nunca lo volveremos a ver”. Quien nos iba a decir que solo quince años después del triste final de aquel equipo en Atenas volviéramos a disfrutar de algo igual, o mejor.

Llegamos a Barcelona a mediodía, comimos y tras una pequeña vuelta ya nos dirigimos hacia los alrededores del templo para ir sintiendo el ambiente.Tocaba esperar. En aquellos tiempos en los que el clásico todavía era un derbi, el partido se televisaba en abierto y se jugaba el sábado por la noche, así que los bares cercanos a les Corts estaban a rebosar muchas horas antes. De pronto una muchedumbre nos llamó la atención, los ultras del Madrid y del Español se habían reunido para armar gresca en el Camp Nou y la policía tuvo que vigilar a los descamisados que nos provocaban desde lejos mientras cruzaban la Diagonal. Afortunadamente no los volvimos a ver en toda la noche.

Al fin llegó el momento esperado durante años, entramos al Camp Nou que me pareció maravilloso y descomunal. Cuando llegué a mi asiento, me asomé y recuerdo la sensación de grandiosidad que pocas veces he vuelto a tener, estaba allí, no me lo creía y un nudo en la garganta me impidió hablar durante unos minutos ¡Qué grande!. Empezó el partido y tenía todas las sensaciones a flor de piel, estaba feliz y nervioso a la vez, quería ver el partido pero no quería perderme lo que pasaba en la grada. Todo pasaba muy deprisa y, la verdad es que no hubo mucho fútbol hasta que el árbitro Martín Navarrete señaló una falta al borde del área del  muy odiado Paco Buyo. Koeman se preparó para lanzar la falta y se pudo escuchar el cosquilleo estomacal colectivo.

Recuerdo la violencia con la que golpeó el balón Koeman y la velocidad con la que se coló en la escuadra de la portería del maligno. La sensación del cañonazo en el campo fue diez veces mayor que en televisión y un estruendo de alegría inundó la noche de Barcelona. Nunca había escuchado una celebración de un gol en el Camp Nou y me estrené con un golazo del mito Ronald Koeman contra el Madrid. Aquello era lo más parecido a la felicidad.

Recuerdo el bocata en el descanso que me pareció de gourmet y lo pronto que pasaron los quince minutos, los más cortos de mi vida. Casi con el bocata entero me volví a mi asiento y me dispuse a ver ganar a mi equipo.Pero la vida no es como una comedia americana y no siempre hay final feliz. Tras una jugada de Butragueño, Fernando Hierro disparó sin demasiado peligro a la portería de Zubizarreta quien, incomprensiblemente, se tragó el disparo y el balón coló lamentablemente en la portería. Con el empate acabó el partido.

En la vuelta, en el coche se mezcló el cansancio con un punto de desilusión. Íbamos a ver un goleada y nos volvimos con un pobre empate. Mala suerte. Pero aquella temporada tenía todavía muchas sorpresas en la chistera, quizás las más emotivas de la historia de este club.

Veinte años después los mismos amigos que hicimos aquel viaje a Barcelona, con algunas canas de más, seguimos emocionándonos con nuestro Barça y nos reunimos de vez en cuando para hablar de nuestro amado club. Alguna vez nos acordamos de aquel primer partido en el Camp Nou y del final de aquella temporada , la sonrisa esta vez es amplia y nostálgica.

Visca el Barça!