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En metro a Highbury

En un día importante para Catalunya, quizás decisivo, el Barça se la tendrá que jugar en el Ciutat de Valencia contra un equipo como el Levante que todavía viene escocido por la polémica derrota contra el maligno de hace unas jornadas y que seguramente les mantendrá con el cuchillo entre los dientes ante la visita del líder invicto de la competición. El Levante ha sido durante décadas carne de segunda división, la cenicienta de Valencia,  pero un proyecto humilde siempre a la sombra del vecino poderoso ha conseguido un auténtico milagro consolidando al equipo en la máxima categoría, primero con Luis García Plaza y ahora con Juan Ignacio Martínez, JIM, un entrenador que se ha comido todo el polvo de los campos de tercera y regional y ahora puede disfrutar de su sueño personal ya con casi cincuenta años.

El Barça solo ha jugado siete partidos en el estadio granota pero, curiosamente, algunos han sido decisivos en la historia del nostro club. Allí ganó la primera Liga Rijkaard, en una noche muy especial en lo personal pues nació mi segundo hijo (eso sí es venir con un  pan bajo el brazo), y la última de Pep con aquel histórico gol del infravalorado Seydu Keita sacándole dos jornadas de ventaja al Madrid del llorón portugués en aquella maravillosa campaña que acabó en el maravilloso partido de Wembley, un partido que aún sigo saboreando de vez en cuando como un buen whisky de malta. Hoy recordaremos otro encuentro en  el día en que el fichaje estrella de Ferrán Soriano, Tití Henry, quiso reivindicarse como la estrella del equipo, un equipo que iba a caer en barrena, tras ser absorbido por la falta de responsabilidad de sus mayores estrellas y haber perdido Frank Rijkaard todo el control sobre el equipo.

El Barça había regalado la Liga anterior en algunos partidos absurdos como los empates en casa contra Betis y Español pese a ser los máximos favoritos. Ese verano había que hacer algo. En una maniobra casi retransmitida en directo, Ferrán Soriano tomó el metro para acudir a las oficinas de Ashburton Grove y se llevó a su máxima figura, ya con 30 años, Thierry Henry por 24 millones de euros.  A nadie sorprendió su gran actuación en el Ciutat de Valencia pues se esperaba mucho de él y aquella tarde metió un hattrick al Levante en un partido que acabaría 1-4. El primer gol fue de oportunismo tras un córner pero los otros dos fueron de Henry en estado puro, con rosca y buscando el palo largo como hacía en aquellas gloriosas tardes de Highbury,  o como le hizo a Casillas en aquella otra no menos gloriosa tarde del 2 a 6. Un Messi como estrella emergente pero con muchísimo menor protagonismo redondeó la goleada en una jugada de crack con regate y definición made in la pulga.

Aquella temporada acabó con un vergonzante y a la vez purificador pasillo en el Bernabeu. En fútbol, y en muchos aspectos de la vida, hace falta tocar fondo para salir del pozo. El Barça tocó fondo en el peor estadio posible pero ello sirvió para que renaciera de sus cenizas y pudiera crear un nuevo proyecto ganador: el mejor Barça de la Historia.

Hoy, como dije resién, será un partido a cara de perro. Las dimensiones del estadio y la fuerte presión de los granotas puede hacer el partido muy incómodo. La clave, como casi siempre, es la paciencia. Si el gol viene pronto, perfecto, si no, habrá que seguir moviendo el árbol hasta que caiga la fruta madura. Para ello, no hay que hacer concesiones en defensa que mañana probablemente sea con Puyol y Piqué y buscar la practicidad como en Vallecas sin jugársela en pases arriesgados de Valdés a los centrales. Una lástima lo de Villa que se une a la ausencia de Alexis, reduciendo los extremos por banda izquierda a Tello. Esperemos que tenga una buena tarde, no lo tendrá facil.

PD. La inesperada aunque justa derrota del maligno abre una nueva dimensión a este partido. Hoy, de ganar al Levante, la brecha puede ser ya decisiva pese a que quedan todavía 25 jornadas. Es posible que hoy, de nuevo, el Ciutat de Valencia pueda ser decisivo en la consecución de una nueva Liga.Esperemos que sea así.