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Sangre fresca (True blood)

Desgraciadamente tenemos a nuestro entrenador en Nueva York y JR hace lo que puede, ni está preparado para ser primer entrenador del Barça ni lo quiere ser; como el club, está siendo víctima de unas circunstancias excepcionales en las cualquier aficionado culé debería intentar sumar y no restar. Porque imagino que el equipo, que andaba desde hace días sumido en la autogestión, a día de hoy se verá incapaz de salir por sí solo del problema que se metió en San Siro y, por ello, es el momento de que todos rememos hacia el mismo lado. Nadie podía prever esta situación y por tanto no hay que buscar culpables. Fuerza mayor.

Evidentemente, lo pasado pasado está y hay que aparcar la Champions pues todavía faltan 18 días para el partido de vuelta y si no pasamos página pronto el ambiente se puede enrarecer mucho (más). Hay que recordar que en los días previos al partido de San Siro se habló más de Vicenç Pla que de Boateng. Muy típico del entorno culé. El partido contra el Sevilla del pesado de Unai es clave, aunque parezca que no, el grupo debe  recuperar buenas sensaciones cuanto antes y el Madrid no sería el mejor rival para hacer experimentos, precisamente.

Cuando pasas una mala experiencia el cuerpo sufre un mayor deterioro y la recuperación física es más costosa. Lo digo porque nadie debería esperar que hoy algunos (muchos) jugadores que estuvieron espesos en Milan vuelen como Usaín Bolt. Más bien al contrario. Hoy es el día de la sangre fresca (true blood), de Thiago, de Tello, de Montoya e incluso del descansadísimo Song. Los Xavi, Messi, Pedro y Busquets deben desconectar física y mentalmente. El partido del próximo martes es demasiado exigente para castigar más las piernas de jugadores que llevan tantos partidos acumulados desde agosto.  Supongo (espero) que JR lo verá así, especialmente teniendo en cuenta que después vienen dos partidos seguidos contra el maligno (pereza), un rival que suele desgastar mucho anímicamente a nuestros jugadores. Si uno cansa, imaginen dos.

Por eso, espero que hoy den un paso al frente los que vienen reclamando minutos desde inicio de la temporada, como Villa o Alexis y pediría, o si es preciso, suplicaría que esta noche no jugara Messi un jugador que ya el año pasado tuvo que plantearse su dosificación y que este año está dando síntomas (otra vez) de agotamiento mental. Las exigencias de ser el capitán de la albiceleste y su ambición de ser el mejor jugador del mundo en cada partido tiene riesgos, como el de no estar en su punto álgido cuando más se le necesita, como en Milan o contra el Chelsea.  Pibe, por la concha de tu madre, ¡descansá ya!

Afortunadamente la extraordinaria primera vuelta del campeonato nos va a dar seguro la satisfacción de ganar una nueva Liga, una Liga que convertirá los negros nubarrones que se divisaron tras la marcha de Guardiola en limpia agua de mayo para los culés. Pero hay que ser más exigentes: el fútbol que hemos podido ver esta temporada, si bien algo inferior que en los mejores momentos del guardolismo, no lo es respecto  a los “grandes” de Europa y esa debe ser el listón en la actualidad. No puede ser que para ganar una Champions tengamos siempre que ser infinitamente superiores a los rivales, me gustaría que ganáramos alguna en condiciones de igualdad con tres o cuatro rivales de la vieja Europa. Ganar una Champions siendo claramente inferior a los mejores es todavía ciencia-ficción. Espero verlo algún día.