Para quien esto escribe, los síntomas que desprende el Barça desde la marcha, primero de Joan Laporta, y después de José Guardiola constituyen el “dejà vu” del título, pues retrotraen la memoria a la entrada de Martí Carreto, allá por los años ’50 del siglo pasado, justo después de ganar “Les Cinc Copes”.
Entró una Junta Directiva, genuina representante del sentir del actual “sosi-propietari”, que, primero en el “affaire DiStéfano” y después en las relaciones con la RFEF, adoptó la misma actitud que la Junta Directiva actual: El interés personal de los directivos, por delante y por encima de los intereses básicos del Club.
El resultado puede verse en los libros de historia. Declive imparable en lo deportivo, a pesar de disponer de una plantilla ultra contrastada, y de entrenadores de primera línea. La postura victimo-llorona ante todos los “agravios” tanto arbitrales como de trato federativo. La “sumisión” ante las “invectivas” de los medios Centro-Mesetarios. El “seguidismo” aborregado de toda “indicación proviniente de Madrid”…
Está claro que, en aquellos tiempos, influyó decisivamente el régimen político, y el deseo del franquismo de tener un “representante legítimo” en las máximas competiciones continentales, a la vez que se proyectaba, a nivel interno, la imagen de “equipo de España” en la figura del RM, mientras que se proyectaba la imagen del Barça como la del “enemigo rojo-separatista”… Pero no es menos cierto que el “papel” a representar cayó como agua de mayo en los dirigentes blaugrana, ya que les quitó de encima el “peso de la competitividad”. Los fracaso eran siempre “culpa de algo o de alguien” ajeno a la Junta Directiva, y, por supuesto, al club. Los fracasos se debían a la “conspiración centralista-Mesetaria”, y ese mantra justificaba la ingente cantidad de errores de todo tipo y color que se cometían y que impedían, mucho mas que la “conspiración”, el desarrollo integral del Club y su conversión en entidad ganadora.
La llegada de Johann Cruijff como entrenador, y las medidas tomadas en la profesionalización/conversión de La Masía en un centro de formación integral de jugadores, supusieron la base del cambio de tendencia, que cristalizó, durante la presidencia de Joan Laporta, con la entrada de Josep Guardiola como técnico del Primer Equipo. Se superó, en cantidad y calidad el viejo récord de 5 trofeos, consiguiendo lo que NADIE había conseguido antes 6 Títulos Mayores en una sola temporada, 14 de 18, hasta su marcha. Pero, mas importante que eso, convirtió al FC Barcelona en REFERENTE MUNDIAL, algo que tampoco había sido conseguido por nadie con anterioridad.
Pero claro, el entorno, bilioso, rencoroso, envidioso y corrosivo, necesitaba que “el seu Clum” volviese a ser de ellos, “dels sosi-propietaris de tota la vida, als qu’el Clum els costa els calers”, sin darse cuenta que la conversión del FC Barcelona en Referente Mundial exige, precisamente, que ellos den un paso atrás, o varios, para que el club sea dirigido por profesionales competentes. Profesionales a los que la asamblea deberá exigirles responsabilidades y resultados, faltaría más, pero a los que, a la vez, hay que dejar trabajar con total libertad y con el máximo de protección mediática, para que su cabeza esté dirigida a la dirección y planificación de las actividades deportivas inherentes a su cargo, y no dispersa en ruedas de prensa desmintiendo bulos informativos, o, lo que es peor, falacias y falsas acusaciones de actividades ilícitas.
Y, a nivel deportivo, los síntomas aparecieron ya en el 4-5 de Riazor, disimulados por la trayectoria quasiperfecta de la liga. Pero volvieron a aparecer ante el Celtic de Glasgow, disimuladas, de nuevo, por el escaso nivel técnico del conjunto escocés. Han estado latentes en la Sección de Bàsquet, pero han quedado disimuladas, otra vez, por el triunfo en la Copa. Pero en Fútbol han aparecido, de nuevo en toda su crudeza, en las eliminatorias frente a RM y AC Milan. Han vuelto las escusas, se ha vuelto a hablar de los árbitros, y, como en aquellos tiempos, se ha vuelto a dar “la de arena” en el campo.
Seguramente yo ya no lo veré, al menos no al nivel de los “años de plomo” de las décadas ’60-’70-’80, o del “gaspartismo”, pero el envejecimiento de los jugadores y la falta de nuevos recursos tácticos empieza a ser evidente. Está claro que el equipo actual puede seguir ganando algún título (cada vez menos a este ritmo) pero también resulta evidente que se está perdiendo el carácter único basado en la idea futbolística Cruijff-Guardiolana de presión asfixiante a la salida del balón contrario, recuperación inmediata, lo mas cerca posible de la portería del adversario y reinicio rápido de la nueva acción atacante. Se está volviendo, rápidamente, al tuya-mía lento y al pié, que no sirve mas que para que se “recoloque” el contrario, como en los años de triste recuerdo…
Parece que los actuales responsables, cegados por el brillo de los laureles conseguidos, han olvidado de qué Club se trata, de donde se ha venido, y cuál ha sido el camino recorrido. Lo siento, yo no estoy dispuesto a volver a vivir la Historia, sólo porque los impresentables que dirigen el Club, actualmente, la han olvidado. DIMITO, con todas las letras. (Antes de que partidos como el de San Siro, o el del Camp Nou acaben con la poca salud que me queda).
Gashina de piel: que se me pone sólo de pensar en lo que he escrito.
Hay que sejir trafajando: Para que se tomen soluciones drásticas que eviten el deterioro alarmante que se detecta, tanto a nivel deportivo, como a nivel social.