Encontrarse con alguien del mundo del fútbol al que le tienes ganas. Otra historia de Xisco basada en hechos reales.
Desde siempre, solemos ver los partidos importantes el mismo grupo de culés de toda la vida. Los culés del cole en los duros 70′ y 80′. Los culés de Mallorca, isla siempre facha y siempre merengue (eso ha cambiado, es verdad, pero mis ojos han visto y mis oídos han oído a todo el Lluis Sitjar gritar “Madrid, Madrid” en un Mallorca Barça. Ni olvido, ni perdono ¿El Mallorca en segunda? Una alegría que ha tardado 15 años). Bueno, al lío.
Tres miembros de ese grupo viajan a Lisboa al Rock in Rio. En el hall del hotel uno de ellos ha visto a Luis Figo y se lo cuanta a los otros dos. Están un rato hablando y comentan si acercarse a decirle algo pero ya no lo ven. Acto seguido cogen el ascensor y ¿quién se sube tras ellos? Ta chaaaaaan.
10 segundos de nervios y se hacen los típicos gestos de díselo tú, no, díselo tú… hasta que uno de ellos se lanza. Hay miedo en ese tres contra uno, no es respeto, esos tres están acojonados, así que más mal que bien empiezan a decir.
-Te fuiste al Madrid
-¿Perdona?
-Te fuiste al Madrid ¿Por qué?
En ese momento, uno esperaría que Figo los mandase a tomar por culo a los tres, pero el tipo está absolutamente a la defensiva y empieza a contar que si Gaspart, que si ellos no quisieron mejorarme, que se podría haber evitado. Y eso no es lo peor, uno de ellos decide ponerse del lado de Figo y echarle las culpas a la directiva. Y Figo se acaba tranquilizando y todos se dan la mano.
Ver un partido con colegas es como verlo en el YOYA, acabas a hostias con todos y sabes de qué pie cojea cada uno. Cualquier argumento que no te guste y que te suelte uno de esos tres, especialmente el que le dio la razón a Judas, es contraatacado con la historia del ascensor en el hotel de Lisboa. Mano de santo.