Los que no me ferrisean sabrán que este año llevaré un juvenil de primera por primera vez y ando algo alterada. En Junio, conforme iba cerrando el equipo, decía a los jugadores y algún otro entrenador que el objetivo era subir de categoría y con eso principio seleccioné. Por jugadores, por composición del grupo y por estructura de club creía que ese es el objetivo: subir a División de Honor Juvenil.
Y una polla. Me equivocaba.
No puedes marcarte un objetivo binario porque esa dicotomía te hará un cretino si lo logras (ciao) o te volverá un frustrado y resignado si no lo haces. Gracias al reposo veraniego, y otras circunstancias personales que me hicieron reflexionar, vi que el objetivo que tenía que marcarme y compartir con los chicos no podía ser “Subir de categoría” sino “Formar un grupo humano cohesionado para trabajar y competir como un equipo que quiere subir. Que merezca subir”. Si logramos este nuevo objetivo lo de subir o no será una consecuencia sumativa y final, pero no la única o la que marcará la autocrítica que haga/mos y más importante, será lo que te guía y refuerza a diario. Y mira que son sólo palabras, premisas en la cabeza, pero desde la reformulación todo va un pelín mejor, es más cercano y edificador lo que se va logrando.
Aplicado en la bajada de expectativas con el FCB que comentaban @Spacestar y @toni_aragones entiendo que se acepta que no se pueden ganar 14 títulos en 4 años siempre pero lo que jode es aceptar que como eso no se va a dar no se trabaje con las premisas que nos llevaron a ello: honrar la camiseta del FCB con el esfuerzo que merece en cada partido y ser valientes en todos los ámbitos del club en cuanto a decisiones desde el despacho presidencial hasta el terreno de juego. Y si esto no queda claro siempre se puede recurrir a la rdp de presentación de Wardiola y su famoso “No puc prometre titols pero si que es deixaran la pell”.
Pues eso.