Martino no se merece seguir la temporada que viene aquí.
Y que nadie malinterprete: esta opinión no tiene nada que ver con las capacidades del argentino. Él creía que venía aquí a entrenar a uno de los mejores equipos del mundo y se ha encontrado con un marronazo; una plantilla envejecida, saciada y descompensada, una directiva que le valora más como punching ball que como técnico y un club sin rumbo, con escándalos diarios y más presencia en las páginas de tribunales que en las deportivas. Suficiente hace con no coger las de Villadiego, importándole como le importa tres cojones todo lo que tiene que ver con el Barça.
Ojalá en junio el Tata esté de vuelta en su Rosario natal. Seguro que él será el primero en agradecerlo…