La pasión nos impide verlo, pero en el fútbol no existen historias de éxito ininterrumpido y dominio aplastante. Creer que las malas etapas no forman parte del camino a la excelencia es no comprender la dinámica del deporte. Eso no significa aceptarlas dócilmente o acomodarse a ellas cuando (inevitablemente) se estén sufriendo.
Los éxitos se forjan en las decepciones precedentes, ya sea sobreponiéndose a un fracaso estigmatizante (tipo pasillo del Cuernabeu), a una ocasión de oro malograda (eliminación contra Chelshit 2005) o a una huida hacia adelante para tapar incapacidades (Nuñito fichando a Cruyff). Quizás el mejor ejemplo sea la llegada de Laporta como consecuencia del abismo Gaspartiano.
Legítimamente, se me podrá objetar que el declive (que cada cual lo gradúe como mayor o menor) que experimentamos desde 2010 es culpa de la inoperancia de los dirigentes (con lo que coincido). Tambien aceptaría como objeción que era (es) muy fácil perpetuarse en la cúspide: simplemente habría que seguir el credo cruyffista/guardiolista a pies juntillas, rodear a Messi con lo mejor del mercado y todo vendría rodado.
Me gustaría que fuese asi tanto como al que más de ustedes. Pero sabemos que no pasaría asi, por la simple razón de que ésto no son matemáticas. Se puede fichar con la mejor intención, se puede promocionar a los canteranos más prometedores, se puede otorgar el banquillo al candidato más dotado a priori, etc. Pero luego.. pues eso.
Si han llegado hasta aqui, probablemente puedan pensar: “Éste pajarraco nos la quiere meter doblada y está justificando que traguemos estiercol durante x tiempo, con la vaga promesa de que las cosas mejorarán como por arte de magia”. No es mi intención. Sólo se que ese San Bayern Apisonador que ustedes tanto temen, hizo el ridículo a doble partido contra ¡el Getafe! con una plantilla regulera.
Que aquel Milan que prometía un Reich de 1000 años (ese “MilanLab” que parecía infalible), ahora es una caricatura. Que el Manchester que año tras año jugaba semis de Champions, ahora se come los mocos. ¿Acaso no tendrían dirigentes válidos? ¿Creen que, cuando estaban en la cima de su éxito, no intentaron prolongarlo ad aeternum?
Pasa que tambien hay rivales que te toman como referencia e intentan emular tu éxito. Pasa que no siempre los fichajes (por torpeza o por Ibrahimovicidades (?) ) salen como estaba previsto. Pasa que hay elecciones y no siempre sale quien debería. Pasa -en definitiva- que el hambre y los hostiones tambien forman parte del proceso.
Probablemente les haya puesto la cabeza loca con mi parrafada, pero la creo sinceramente. Admito que es una putada comprobar que la constante afecta a todos los equipos y, en consecuencia, tambien vale para nosotros. Quien crea que tenemos una fórmula mágica para eternizarnos en el éxito, tendrá parte o gran parte de la razón. Pero no toda.
Ahora es cuando me apedrean 😀