Que me aspen si entiendo lo que ocurrió anoche en el Pizjuán. No sé cuántos partidos se jugaron anoche bajo la lluvia de Sevilla pero solo en uno ganaba el Barça y en los otros fue muy superior el equipo del histriónico Emery. Afortunadamente, en el que cuenta, en el del marcador, mandó Messi, el de casi siempre.
El Barça afrontaba el partido como una final y salió al campo como si de la Copa Catalunya se tratase, con un falta de tensión e intensidad indignas de un equipo que pretendía hacerse con el liderato de la principal competición de la temporada. Así, a base de empuje y a base de poner el pie, el Sevilla, comandado por un sensacional Rakitic, desarboló todas las líneas blaugrana y como si el Barça fuera el filial, marcó un primer gol vergonzante en el que el balón sorteó toda la línea defensiva de derecha izquierda hasta que el lateral Alberto Moreno abrió el marcador tras rebotar en Bartra.
El Sevilla pudo marcar un par de goles más si Ratikic hubiera estado más fino en la definición y el poste salvó el dos a cero en una falta lateral que cabeceó Bacca. El Barça era una sombra en un campo impracticable y los jugadores blancos se comían a los azulgrana en cada uno de los balones en disputa.
El partido navegaba hacia un naufragio blaugrana cuando en un gambeteo de Messi, Nico Pareja entró al bulto provocando una clara falta en la que el sevillista debió ver tarjeta. En el lanzamiento de la falta, Alexis en posición ligeramente adelantada, empató el partido y la suerte comenzó a cambiar.
Los jugadores, a partir del empate, volvieron a poner la pierna y el Sevilla bajó un punto su agresividad y bajo un aguacero, en un contrataque conducido magistralmente entre Messi, Pedro y Adriano el rosarino se sacó un disparo seco que adelantó al Barça al borde del descanso. Un gol psicológico.
Pese al golpe, el Sevilla volvió a salir con fuerza a la segunda parte y volvió a tener dos ocasiones clarísimas para el empate en una noche para olvidar de los centrales, que parecía que seguían en los primeros treinta minutos. Pero cuando más se le necesitaba surgió la figura de un imperial Iniesta que la aguantó, dribló y trianguló como no se le había visto en toda la temporada y en una jugada de top class asistió a Messi para que rematara el partido con un preciso disparo con la zurda. A partir de ahí el Barça intentó controlar el partido con la posesión y, tanto Iniesta como Xavi como el propio Song tuvieron buenos minutos de control de juego asistidos por un muy buen Adriano y un Montoya correcto.
El Sevilla se fue desinflando ante la evidencia del marcador y Martino dio minutos a Cesc y Busi que dieron algo de presencia física al equipo. Cuando el partido estaba a punto de finalizar , en una nueva contra, Alexis asistió al de Arenys que, solo delante de Beto, picó con templanza y suavidad el cuarto gol blaugrana.
El Barça recuperó ayer el liderato perdido tras 59 semanas e inicia una nueva tanda la semana que viene contra el Rayo, una buena ocasión para reconciliarse con una afición que anda algo desconcertada y, sobre todo, desilusionada con el equipo, pero antes hay que ir a rematar la faena copera a Anoeta y, si no vemos al Barça de la segunda parte en el Pizjuán, será una labor harto difícil.