Este Barça, a la vejez se nos ha vuelto sibarita. La falta de hambre le hace despreciar el menú de 10 euros que se sirve en campos como Zorrilla o el Ciutat de Valencia pero se pirra por un menú degustación de un tres estrellas Michelín. Ayer contra un rival de tronío, en una eliminatoria de Champions a las nueve menos cuarto y en un escenario idílico volvió a verse un Barça que parecía haberse perdido en el tiempo.
Hasta un recién llegado como Martino se dio cuenta de la celebración y se puso corbata para recibir al Manchester City y, como no, vistió al equipo de sus modelos más caros y exclusivos. Eso justifica la ausencia de Pedro y Alexis en la alineación, dos jugadores más de menú que de platos de 30 euros, en favor del mediático Neymar, el jugador más caro de la plantilla.
Así, con la motivación necesaria el Barça salió dominador frente a un City que, pese a tener a jugadores como Silva, Touré o Nasri en su alineación, fue incapaz de acceder a la posesión del balón en los primeros cuarenta y cinco minutos de la primera parte en los que el Barça debió dejar resuelta la eliminatoria con dos zarpazos, una jugada en la que Lescott hizo un claro penalti a Messi y otra de triangulación en la que Alba sirvió en bandeja un gol a Neymar. En ambos casos el árbitro se equivocó gravemente dando vidilla durante unos minutos más a los citizens.
La segunda parte se inició con una jugada a la contra en la que Messi volvió a humillar a Lescott y disparó al poste. A partir de ahí, el City se hizo cargo del partido y el Barça sufrió, más por sus errores que por el acierto del rival. En una jugada en la que Neymar perdió el balón, Dzeko se sacó un gran remate de cabeza y Valdés salvó el 0-1 que hubiera puesto muchos nervios en el campo y en la grada.
Afortunadamente el tema se resolvió rápido y en una buena jugada con Cesc, el balón le fue a Messi tras intentar sacarla Lescott y el mejor definió como solo él sabe, con el exterior del pie, marcando el gol definitivo de la eliminatoria, una eliminatoria en la que Leo fue protagonista en la ida y en la vuelta dejando la sensación de que para eliminar a este Barça habrá que pasar por encima de su cadáver.
Cuando el partido estaba casi finiquitado en un córner extraño, Kompany empató en una jugada que pareció fuera de juego, aunque después no lo fue, dejando un injusto empate en el marcador. El tema acabaron resolviéndolo entre Alexis, un gran Iniesta y Alves que cerraron la victoria con un gol que hizo justicia en el marcador.
Allá por el mes de diciembre hubo muchos agoreros que vieron esta eliminatoria como casi imposible de franquear para este Barça. Ahora los mismos que dijeron aquello dirán que el City no estuvo al nivel. Lo cierto es que, de nuevo y por séptimo año consecutivo, estamos en el sorteo de cuartos y la llama, aunque es pequeña, aún no se ha apagado. Entre tanto, los jugadores intentarán sobrevivir en esta Liga de mierda en la que juegan 3 de los 8 cuartofinalistas de la Champions. Es lo que tiene venir del cielo, que nada ya te parece bueno.