Efectivamente, el Tata no es culpable de haber aterrizado en un club que desconoce y en el que todos los que tiene alrededor, tanto por arriba como por abajo, le toman por el pito del sereno. Quizá se le podría echar en cara el no tener más arrestos para intentar sobreponerse a la situación, pero supongo que no debe ser fácil de hacer cuando ves que el que quizá fuera sueño de tu vida es más bien una puta pesadilla.
Efectivamente, Xavi y Puyol no son los culpables de que los años pesen y pasen para todos, incluso para ellos dos que son eternos sentimentalmente pero simplemente en eso. Tampoco tienen la culpa de que hubiera un inútil que decidiera pagarles una jubilación de oro, y que ese mismo inútil decidiera contar con ellos en la planificación como si fueran unos chavalines de 25 años capaces de rendir a tope durante 50 partidos.
Efectivamente, Piqué no tiene la culpa de ser y saberse tan jodidamente bueno que le basta con esforzarse muy poquito para dar un rendimiento solvente. El problema, quizá, sea de aquellos que se conforman con este Piqué acomodado, dejándole campar a sus anchas y no metiéndole presión con competencia, no vaya a ser que se ofenda.
Efectivamente, Cesc no tiene la culpa de ser un gran futbolista para un equipo de correcalles, donde un tío anárquico y con llegada pueda ser el puto amo, pero una absoluta negación para el juego del Barça. El problema es de quien le mantiene contra viento y marea, y que pese a ciertas actitudes, le afianza en el núcleo duro del vestuario.
Efectivamente, Mascherano no tiene la culpa de ser uno de los mejores medio centros de posición del mundo… una vez más, para un estilo de juego diametralmente opuesto al nuestro. Tampoco tiene la culpa de medir 1,70, de no ser central y de que nadie le hiciera ni putísimo caso cuando él mismo decía que el equipo necesitaba reforzarse en ese puesto.
Efectivamente, Bartra y Montoya no tienen la culpa de llevar dos años a la sopa boba, sin los minutos necesarios para tener la evolución normal en un canterano que se está afianzando en el primer equipo. Ni tienen la culpa de tenerse que comer marronazos tremendos con el equipo jugándose las castañas en la recta final de temporada.
Efectivamente, Song no tiene la culpa de haber venido aquí a, teóricamente, reforzar un puesto donde no había jugado en la puñetera vida. Ni de acabar siendo el parche en otro que tampoco es su posición natural.
Efectivamente, Pinto no es el culpable de tener 38 años, y que a estas alturas tener que ser alguien que tenga una responsabilidad más allá de la de hacer vestuario.
Y así, muchísimos casos de ‘no culpables’ que, todos sumados, nos llevan a la situación actual y a los, estos sí, verdaderos culpables de la situación actual. Culpables que por lo visto hace justo una semana, siguen teniendo carta blanca en el club para hacer y deshacer.