El Barça demostró ayer por qué será muy difícil sacarle puntos esta temporada en casa. Con un terreno de juego en condiciones la fantasía de Messi y Neymar y la seguridad del dúo Busi/Rakitic le convierten en un equipo tremendamente sólido y efectivo en su campo. La asignatura pendiente es hacerlo también fuera y convertirlo en aquel equipo fiable de hace cuatro o cinco temporadas del que no temías nunca por el resultado.
Ayer Luis Enrique sacó prácticamente el equipo titular que jugará en el Parque de los Príncipes, a excepción de dos cambios, Alba que jugará por Adriano e Iniesta que lo hará por Xavi. Delante no tengo claro todavía si jugará Pedro o Munir. El resto jugarán todos.
El inicio del partido no prometía la goleada en que se convirtió pues la precipitación en el juego y la ausencia de control en el juego hacía que se perdieran muchas jugadas por el camino. Así y todo, la movilidad de Neymar y sobre todo la presión asfixiante consiguieron lo que no lo hizo el juego, y así, en un mal pase de un defensa del Granada tras presión de Messi, Neymar se quedó solo ante Roberto al que batió tras rebotar el balón en el central.
El gol dio alas al equipo y a partir de él, el equipo creció y Messi tiró del carro. En una buena jugada por banda derecha Messi asistió a Rakitic que marcó el segundo de un imponente cabezazo. El tercero lo volvió a marcar un incisivo Neymar tras rechace de Roberto cerrando un contundente tres a cero al descanso.
La segunda parte, como dijo Charlio al descanso, fue de mero trámite y el Barça siguió buscando sus ocasiones y, con un Granada más entregado, Xavi jugó a placer dónde hace daño y fabricó un pase a Alves que, a su vez, centró sin dejarla caer al césped y Messi remató con la cabeza para convertirlo en el cuarto gol, una auténtica maravilla. Poco después, fue Messi quien se internó por banda izquierda y asistió a Neymar para que con precisión redondeara su hattrick. El set en blanco lo cerró Messi con otro balón presionado y robado a la defensa que le permitió batir al portero en jugada individual. No hubo más.
Partido sin historia pero balsámico para curar las heridas de La Rosaleda y para hacer crecer la confianza de jugadores como Neymar que tienen que ser cruciales el resto de la temporada. El martes viene lo bueno.¡Cómo me gusta esto!