Los partidos en Vallecas siempre son distintos y, desde que los entrena Paco Jémez, todavía más. En un campo de segunda B ver cómo el equipo local te intenta jugar como lo hacía el Milan de Sacchi tiene mérito aunque esa apuesta comporte, normalmente, perder contra los grandes. En todo caso, el Rayo ya lleva unas temporadas desafiando a su destino y aguantando en primera con retales de otros equipos. Mucho mérito.
Respecto al Barça, Luis Enrique probó algo que, más tarde o más temprano, debía intentar y es colocar a Mathieu de lateral izquierdo para subsanar ese defecto crónico en partidos de alta dificultad en los que, como en París, Jordi Alba es un colador de pasta. No sé si la prueba me acabó de gustar aunque he de reconocer que el francés lo intenta todo, hasta salir a la contra corriendo como si se fuera a descomponer en pedazos. Descansó Rakitic que no estuvo fino el martes y volvió la dupla histórica Xavi-Iniesta que desgraciadamente no es ni sombra de lo que fue. Al final todo es Messi y el argentino resolvió con un fogonazo un partido que tenía su destino marcado desde que el pésimo Mateu Lahoz pitara el inicio.
Los primeros minutos fueron de intercambio de golpes y tuvo que intervenir Bravo de forma acertada en un disparo desde fuera del área de Bueno que, probablemente, marcó el partido. Era espectacular ver a la defensa del Rayo casi en el centro del campo y al Barça intentando buscar una jugada definitiva. El linier hizo de las suyas y anuló un par de jugadas dudosas que hubieran podido abrir el marcador pero fue Piqué, que reaparecía en una alineación, el que en un despeje asistió a Messi para que el genio de Rosario se fabricara una jugada llevándosela con la cabeza ante el defensa y definiera como los ángeles ante Toño. Prácticamente después de que el Rayo sacara de centro, Bartra asiste a Munir que estaba en linea con su defensor y éste cedió a Neymar para que, con precisión de cirujano, batiera de nuevo a Toño marcando así su séptimo gol de la temporada. Poco después Munir quedó solo ante Toño y, a pesar de tener a su lado solo a Neymar, decidió hacer su jugada y el portero del Rayo le hizo un claro penalti que Mateu ni vio ni quiso ver. Ahí acabó el partido.
A pesar de que el Rayo se quedó con diez hombres tras la expulsión de Morcillo el Barça no quiso hacer sangre y no buscó con demasiado interés la portería rival. A pesar de ello las ocasiones acabaron cayendo y fueron desperdiciadas una tras otra por un desconocido Messi que falló hasta tres ocasiones clarísimas de gol, la última a bocajarro tras una asistencia de Piqué.
Pocas conclusiones se pueden sacar tras ver un partido tan peculiar más que el Barça sigue líder en solitario por séptima jornada lo cual facilita bastante las cosas y que este año Neymar está más fino cara el gol. El experimento de Mathieu, gñé y que Bravo se ha ganado ser titular . Aplaudir la sorna con la que respondió Jémez al lamentable Hérmel en rueda de prensa, un fantoche mariposón que suele seguir a su Madrí y que pareció enviado por su gran jefe para intentar sacar una rectificación sobre el tema de Zidane. Los dedos del cordobés todavía los tiene marcados en la cara. Ahora, de nuevo, otro interminable parón por selecciones que afectará a casi la totalidad de la plantilla y convertirá el próximo fin de semana en insufrible.