A falta de diez jornadas y encarando el mes de abril, lo normal es volverse resultadista. Lo importante, a estas alturas, es sacar los partidos y alzar las copas. Eso no quita que el plan de juego sea inexistente, lo que inhabilita a Luis Enrique a pilotar cualquier proyecto deportivo de futuro, ganando títulos o palmándolos, eso ya da igual. Al final, él mismo se ha declarado prescindible desde el momento que todo depende de que los tres de arriba estén inspirados, Piqué siga en plan mariscal, o se cace algo a balón parado. A mi este plan me parece insuficiente y paupérrimo. Y así vamos pasando la temporada, aspirando a todo pero con la sensación de que el equipo juega a la ruleta rusa y no con un plan sólido que garantice un final feliz. Podríamos ir primeros como podríamos ir cuartos. Un Barça que mezcla el vértigo con la inoperancia. Un Barça con un centro del campo sumido en el declive (Iniesta) o la irrelevancia (Nadinha).
Competir, competir y competir.
Y elecciones YA.