¿Quién nos iba a decir tan solo hace tres meses que a estas alturas nos encontraríamos en esta situación? Ya no por la posibilidad matemática de ganar los títulos sino con la posibilidad real de acceder a ellos. La evolución de este equipo y especialmente del tridente de ataque ha sido tan bestial que la afición barcelonista se ha quitado todos los complejos y encara las semanas decisivas con la mejor de las sonrisas.
Si un jugador ha sido clave en este crecimiento, sin duda, ha sido Luis Suárez quien, con una ambición sin límite ha dado ese plus al equipo que venía necesitando desde hace bastantes temporadas y le ha situado, de nuevo, en la cabeza del fútbol europeo. Ayer, de nuevo fue clave en la victoria. Su intervención, como en Cornellá o contra el Valencia fue determinante para abrir el marcador y así lleva desde que aquella tarde en Almería él solito remontó el gol de Thievy.
Así, como dijo el grosso de Oskarra, ayer el Barça tomó al Getafe como Tyson tomaba a sus rivales. Aceptaba el intercambio de golpes desde el principio pero con una contundecia absolutamente letal. Así, a partir del panenkazo de Messi aquello fue un festival goleador, a ver quien lo metía más bonito como en el All Star Weekend.
Suárez se sumó pronto a la fiesta tras una magistral asistencia del más grande que tomó en el aire y colocó en la escuadra del arrollado Guaita. Después fue Neymar en jugada individual quien se sumó a la fiesta, y después otra vez el charrúa tras pase de espuela de Xavi, quien colocó un misil en la portería getafense. El festín de la primera parte acabó con un pepinazo de Xavi en la escuadra que podría ser el último gol de una leyenda en su estadio de toda la vida.
En la segunda parte tras el desmantelamiento voluntario del equipo por Luis Enrique quedó tiempo para ver otro golarro de Messi que se inventó un chut de donde no había nada para disfrute de los pocos espectadores que acudieron al estadio.
No se pueden encarar mejor los próximos retos del equipo, con la enfermería vacía y con los jugadores importantes pletóricos, especialmente Suárez de quién nadie recuerda lo que costó y del de siempre, Lionel Messi. Ahora es cuestión de no buscarse muchas ocupaciones para las próximas semanas porque viene lo mejor. A pedir de boca.