Tengo agua y hay vino así que un poco mezclaré. Bien está lo que bien acaba pero Ohio que la opción/versión del presente no nos haga entrar en el Deux ex Machina que tenían, por ejemplo, muchos seguidores de Lost o los Babidi believeres más acérrimos que los truños de ambos los calificaban como parte del plan para llegar al resultado final. Que sí y no. La consolidación que se produjo en Sevilla no tenía avisos previos más allá de actuaciones portentosas de individualidades claves en el esquema -que también es curro obivio de tener a los jugadores con gasolina en abril, faltaría más-, es decir, sigo sin ver ese camino colectivo para lllegar dónde estamos hoy. Y es normal que no lo vea(mos) porque tenemos un 1% de conocimiento de quien guía la nave blaugrana y como profesionales ques on deciden cuando y como dar el volantazo final. Lo que quiero decir es que lo bueno de ahora no quita determinadas cosas bastante gñé que formaban parte de las variantes o fases de los partidos durante toda la temporada.
Puede sonar ambiguo lo que pongo pero lo siento así ya que me he pasado medio año sin ver ningún automatismo colectivo constante más allá del achique en defensa bestial y la preparación del balón parado.
Es decir, mejorando aspectos de manera “aislada” como el espacio de los tres de arriba, el sostén del lado derecho para compensar a Leo por Rakitic/Rafinha y Davor cerrando más centrado o la recuperación de Piqué tras comer banquillina se ha logrado acercarse a la mejor versión colectiva comandandos por los antiguos protas (Busi, Iniesta, Leo) y rematado por, posiblemente, el jugador con más hambre del mundo hoy día que es Suárez.
Y esto alguno lo leerá como crítica y es un eulogio (más) que hago a Luisen. Los ha entrenado y mejorado para llegar en buenas condiciones dónde la suerte y el acierto puntual dan o no títulos. Ese es el mínimo exigible que desde 2012 no se ha producido. Chapeau por el asturiano.