Como decía, el laportismo y el cruyffismo han muerto. Han aportado el crecimiento del club y su excelencia en los últimos 25 años, pero el barcelonismo es otra cosa: es conservadurismo, es patrimonialismo estático, es aversión al ganador desacomplejado, es mojigatería y una concepción muy particular, cerrada y sectaria de la propiedad. Que este colectivo social se haya encontrado con el juguete más brillante del mundo (el FC Barcelona moderno) es una anomalía que roza el milagro. El barcelonismo mayoritario de cuño tradicional tiene la inclinación de encontrar en el fútbol una plataforma para descargar sus bajas pasiones y complejos ante las manos negras que pululan por el mundo y por la calle que lleva a la panadería. La justificación de su propia mediocridad como ciudadanos de un país lleno de miserables, lazarillos y perdedores vocacionales. Nada más. En eso no pinta nada ni el laportismo ni las nuevas generaciones que tendrían que regenerar una masa social vertida en la baja calidad democrática de la transición y que han delegado el manejo de su personalidad al más anquilosado y retrógrado de los mass media. El barcelonismo está anclado en los años 80. Un postfranquismo cómodo entre las aguas del “atado y bien atado” y el sortilegio de que actúan con libertad. Una libertad de aplauso estruendoso como brillantemente ha señalado el Yoya. Ese punto medio ideal entre el fatalismo canichil (mucho ladrido y poco músculo) de que “els poderosos se’ns pixen a la boca”, pero bien maquillado y sin tener que asumir, como individuo, ninguna responsabilidad al respecto. Que la pelotita entre y punto. No fem política pafavó damanu! Y por eso el Laportismo está muerto. Porque lo que realmente el socio culé venera no es el amor por el nuñismo. Es el odio hacia “lo nuevo”. Un odio profundo e irracional. A Laporta y Cruyff, sencillamente los ODIAN. Y ante eso no hay absolutamente nada que hacer porque es algo visceral, sin razón alguna, porque ataca directamente a lo que son como ciudadanos. Es una enmienda a la totalidad a su insuficiente cultura ciudadana democrática, su fluctuante y paniaguada decencia, su raquítica formación moral e intelectual. Naturalmente que sin el triplete Laporta TAMPOCO hubiera salido. El socio medio culé detesta a aquellos que pretenden abrir un período en el que el sosi sexagenario ya sería un fósil o una reliquia más o menos venerable. Prefieren flotar en una colchoneta sobre las mansas aguas de la mediocridad y el fatalismo mientras apuran un Farias. Votar al presidente del Barça, de hecho, es el ÚNICO poder que tienen como sujetos en sus tristes vidas en blanco y negro. Es un honor que se han encontrado de repente y en el cual quieren reivindicarse. ¿Cómo van a votar a aquellos que quieren abrir el club a jóvenes y siberianus, que imponen métodos modernos que superan el xutaburrisme y que desacomplejadamente reivindican cuestiones que vayan a agitar el status quo? Laporta jamás debió haberse presentado porque jamás ganará unas elecciones al Barça. Y no, Guardiola tampoco lo conseguirá. Asumámoslo ya. NEVER. Ni Messi. Migueli entronca muchísimo mejor con la masa social que ese enano argentino al que le salvamos la vida, que no habla catalán (como si realmente les importara!), que cobra mucho y tal. El club por encima de los nombres! Como si el club fuera un ente inerte como una piedra, como si no hubiera sido edificado por Gamper, Kubala, Cruyff, Guardiola, Messi y compañía. El mismo club que ha sido imputado, desgracia que el propio Bartomeu ha heredado para con su persona.
Y qué nos queda? Nada. Porque el Momio y la SAD ya están a la vuelta de la esquina. Con el ruinoso Espai Barça y la venta de Messi de por medio para que cuadren los números antes de salir al mercado accionarial. Porque las apolilladas peñas, los Boixos, los botiguers sociológicos y los poderes fuckticos han hecho metástasis en el club controlando un mínimo de 20.000 votos, y ya ni este paripé van a necesitar. Nos queda este maravilloso blog y hacernos de otro equipo.
Me voy a leer un rato. Quizá ya haya perdido demasiado tiempo con toda esta historia.