La tesis del bando nuñista es que la junta es lo mismo que el club.
Esa perversión, multiplicada desde los medios afines, permite decir que la más mínima crítica a sus decisiones es un ataque al equipo y al club, hecha con mala intención desde el otro bando ( que dicho sea de paso, tampoco ayuda con ciertas ambigüedades, pero ése es otro tema ).
Esa misma perversión sirve también para justificar que cualquier jugador, entrenador, técnico o empleado del club sea prescindible, porque “son empleados” y “el Barça está por encima de todos”. Excepto de la junta, claro, porque es el mismo club.
Es decir, Messi es menos importante que Bartomeu, según esa visión del club.