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Crónica

Naranjas amargas

El Barça desperdició ayer en Mestalla una buena oportunidad para dar un golpe en la mesa y demostrar quién manda en la Liga pero, en un partido difícil de definir, se llevó un punto, y gracias. Porque ayer, el equipo azulgrana llegaba a Valencia pletórico con un aura de imbatibilidad y con la sensación de tener el tridente más efectivo del fútbol mundial. Nada sirvió en una noche en la que Messi estuvo muy por debajo de sus posibilidades, Neymar fue de más a menos y Suárez apenas pudo chutar a puerta una vez, eso sí, fue un golazo.

Luis Enrique alineó a los “once de Berlín”, lo mejor que tenía ante un partido que, los que conocemos Valencia, sabemos que iba a ser  de todo, menos fácil. El Barça, en los primeros minutos, llegó claramente a la portería de Jaume Doménech, sobre todo por el lado izquierdo por donde Neymar supo buscar bien los espacios pero dos ocasiones claras falladas por el propio Neymar y Messi, prácticamente a cinco metros del portero, nos advirtió de que ambos no estaban  muy finos anoche.

El partido iba avanzando y el Valencia se sentía cómodo defendiendo y el Barça apenas consiguió sacar unos cuantos córners sin consecuencias. Parecía que los jugadores jugaran con mucha calma, sobrados, como teniendo claro que el gol iba a llegar. Pero el gol no llegó pero sí el descanso, con la sensación de que el marcador no reflejaba los buenos minutos de juego culé.

La segunda parte llevaba el mismo camino que el final de la primera hasta que Messi, que no tuvo su noche ayer, consiguió asistir a Suárez al espacio dejado por la defensa adelantada y el uruguayo a base de empuje llegó hasta la portería rival marcando un gran gol de nueve. Las imágenes no me acabaron de dejar claro si Suárez en el momento del pase de Messi estaba en línea o unos centímetros por delante. De todos modos el gol subió al marcador y parecía que se había dado un gran paso para llevarse los puntos. Pero, desgraciadamente, no fue así.

Llegó entonces un periodo del partido en el que el Barça fue más cauto, si cabe, y el Valencia esperaba su ocasión a la contra, ocasión que llegó tras un córner del Barça, una buena contra que se llevó finalmente Alcácer en una mezcla de técnica, suerte y torpeza de sus marcadores. El valenciano cedió a Santi Mina que marcó un buen gol en el que, quizás Bravo estuvo demasiado pasivo.

Después vinieron las prisas y todo lo que no se buscó antes con tiempo se quiso encontrar en cinco minutos. La tuvo Messi en una buena jugada en la que, con Neymar solo a su lado, chutó flojo a las manos de Doménech. Ahí murió el partido.

No quiero ser alarmista. El resultado da más rabia por la oportunidad perdida que por la necesidad de los puntos en sí. El Barça conservará el liderato tras una primera vuelta en la que habrá visitado todos los campos difíciles de le Liga con resultados irregulares pero mejores que sus rivales. Da rabia también porque las cosas están como están y un triunfo en Mestalla hubiera callado muchas bocas que ahora curan sus heridas con nuestras lágrimas. Pero esto es muy largo y las sensaciones, en general, siguen siendo buenas. No hay que preocuparse.

PD. No entiendo esta moda de ir a campos como Mestalla y jugar con camisetas suplentes. El Barça siempre ha jugado de azulgrana en Valencia y duele a los ojos, a los que somos clásicos en esto, no ver a tu equipo en el campo rival jugar con los colores de toda la vida. Además, no sé qué pasa pero tampoco nos da demasiada suerte jugar de amarillo.

PD2. Sí, si que me acuerdo del pisotón intencionado de Suárez a su marcador. El uruguayo es un gran jugador pero tiene estas cosas que algún día nos pueden costar muy caras. Confío en que el entrenador se lo hará ver.