Con cierta mentalidad constructiva, me quedo con algunas palabras de Simeone: “Nuestra intención era obligar a Mascherano a jugar con su pierna izquierda y hacia su izquierda”. Pues habrá que darle la enhorabuena, pues ha atacado bien nuestras mayores carencias: la salida de balón y el lado débil. O, lo que es lo mismo, Mascherano y Alba.
Sin entrar en nuestra propia propuesta, ojo, que fue paupérrima y contemplativa en 100 minutos de esta eliminatoria. Pero sí podemos aprender de errores. Y la salida desde atrás por la izquierda es uno de ellos. Nuestro central izquierdo no es zurdo y no tiene gran calidad de pase, ni gestiona bien la salida desde atrás. Y nuestro lateral izquierdo, pese a ser zurdo, es precipitado con el balón en los pies y, pese a haber mejorado bastante, su claridad en la interpretación del juego y salida de balón no son las mejores.
Ya antes del gol, Iniesta le había echado una bronca a ter Stegen por dar un pase largo que acabó en balón perdido en lugar de seguir circulándo la posesión hacia Mascherano y Alba que eran dos contra sólo un atacante atlético. Y es que los jugadores lo saben, y no se fían. Y MAtS prefirió antes (mal, como bien le corrige Iniesta), el pelotazo al pase a la zona débil. Y eso también es quizá un problema estructural: Iniesta tolera menos esto que, quizá, Luis Enrique y, por descontado, la mayoría de jugadores de su equipo. Más aún los nuevos, aún faltos de adquirir cierta cultura futbolística ya abandonada.
Poco después, pelotazo de Alba, Gabi recupera, defensa descolocada, gran centro, mejor remate y gol. Observen cómo se lamenta Iniesta.
Quiero matizar antes de que muchos tiren a muchos a los leones. Esto no es culpa de Mascherano ni de Alba. Estos jugadores ya eran así antes y lo siguen siendo ahora. Y hay que reconocerles lo mucho que han mejorado en estas facetas dentro de sus posibilidades. Pero no es su estilo de juego.
Y es sólo un ejemplo. De Busquets hacia delante también podríamos hablar de los jugadores, su posicionamiento y sus carencias. El gol es consecuencia de una dinámica. Asumida y ejecutada por entrenador y equipo. Una debilidad estructural con enorme margen de mejora.
Será la edad, será que tanto fútbol termina hastiando, pero me gusta que cosas como las de ayer no me afecten tanto como antes. O, mejor dicho, que sea capaz de sacarle la parte positiva (tras el calentón correspondiente, obvio, a nadie le gustó ver lo de ayer).
Hay margen de mejora. El paso de Luis Enrique como técnico, el abandono de la idea previa, el jugar a otra cosa, ha traído también cosas muy positivas al club. Debemos de analizarlas y de mantenerlas. Rectificar en lo que se falla y complementar con lo que sirve. Esto no se para, queda temporada y el año que viene también habrá que competir. Guardiola ha mezclado en su Bayern de autor el juego posicional con un juego “muy alemán”, de centros desde las bandas y remates. Y le funciona. Ha enriquecido, complementado y completado su idea. Si se hubiera encerrado en el cruyffismo más absoluto habría fracasado.
A esto me refiero. El Barça tiene dos competiciones importantes por delante y un tiempo precioso para reflexionar, coger lo bueno de dos años y completarlo con lo que le ha faltado para competir en UCL. Ese reto también es bonito.