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Yoyalodije

Clubes históricos

Puede que, como comentabais, el ManUtd esté medioacabado, pero eso no evita que siga consiguiendo los mejores contratos de patrocinio de este deporte (otra cosa es que malgasten ese dinero con una política deportiva y de fichajes errática), mientras conozco un club forrado de títulos recientes y estrellas mundiales que la próxima temporada va a parecer un vulgar AS Roma. Y, con su magnífica estrategia de globalización de la marca, iniciada hace ya 20 años cuando el resto de equipos aún iban en pañales, y fidelización de sus seguidores internacionales, hayan logrado mantenerse como una de las entidades deportivas más populares a nivel mundial (pese a que muchos pensaban que en el fondo lo que había era aficionados de Beckham o, en menor medida, de Cristiano Ronaldo) gracias a la figura de sus embajadores (Solskjaer, Schmeichel, Park, Bobby Charlton, Yorke,…), enviados a cualquier rincón del planeta mientras nosotros tenemos a Rexach yendo a la cargolada de la PB de Matadepera. Por eso en muchas partes del mundo el nombre de ‘Manchester United’ aún es sinónimo de fútbol (de clubes), de la misma forma que los Yankees y la gorrita con su logo lo es del béisbol norteamericano para un europeo ignorante como el menda.

El verdadero dramón es el del muerto en vida que actualmente es el Milan. Con un propietario más preocupado en estirarse la piel para aparentar ser un eterno cincuentón, jugando en un campeonato de mierda sin el más mínimo interés y (re)fichando medianías y saldos para tener medio vacío un vetusto San Siro, imposible de explotar económicamente, allá donde antes campaban Van Basten, Weah o Shevchenko.

Y, al simular ‘hakas’ maoríes (aunque fuesen figurantes) y reemplazar su clásico escudo por semejante aborto, han perdido todo aquello que oskarra y yo pensamos que lo hacía digno de imitar si querías ser el mejor club de fútbol del mundo en todos los niveles: el estilo y la sobriedad de su imagen pública y vestuario (en ambos sentidos) que permitía a los Maldini, Nesta, Pirlo, Inzaghi y compañía, perfectamente uniformados, melenitas italianas al viento, gafas de sol y cara de pocos amigos, desfilar por las terminales de todos los aeropuertos europeos con sus aires de suficiencia y grandeza, e imponer tal respeto en sus rivales que el partido del día siguiente comenzaba con un 0-0,5 a su favor. O cuando la MilanLab, y ese bosque en el interior de Milanello con un circuito para correr, sonaban a mezcla de campamento para Marines y el laboratorio soviet donde forjaron a Ivan Drago. Además, junto a la nuestra del Centenari, tuvieron la mejor camiseta para conmemorar los 100 años del club:

Ahora, a base de rejuntar africanos, italianos y un japonés, parecen una convención del crimen organizado internacional con mafiosos vudús, tratantes de marfil, camorristas y yakuzas.


Incluso el Liverpool, que es el otro club miembro del elitista grupo del ‘Badge of Honour’ que estaba pasando por una mala racha, tiene sus cositas con las que ilusionarse y mirar adelante: van a jugar la final de la Europa League (y hace dos años estuvieron a un resbalón de Gerrard de ganar su primera Premier); están ampliando Anfield hasta los 54.000 espectadores; tienen al menos un par de jugadores jóvenes de ‘quelidat’ y con futuro (Coutinho y Firmino), y a Klopp de entrenador que, por sí solo, es capaz de trempar al aficionado más sosias. Más o menos como nosotros al final de la temporada 2003-2004 con la llegada de Laporta, Ronaldinho, el regreso al 4-3-3 holandés y la segunda vuelta de récord en la Liga (aquello sí que fue resucitar un auténtico muerto).

Y aunque no tuviesen nada de esto, creo ya son felices simplemente con su ‘You’ll Never Yalk Alone, el tifo y las banderas gigantes de la grada de Kop, el recuerdo de la remontada al Milan en la final de la Champions del 2005 y la mística alrededor de todos sus aficionados fallecidos en circunstancias dramáticas.
Por cierto, una vez dicho lo de Honda y la yakuza, que llegase al Primer Equipo un asiático formado en La Masia, como los coreanos del Juvenil o aquel japonés que al final marchó por la sanción de la FIFA, supondría la cuadratura de todos los círculos por los que entiendo qué es el Barça y, a mis ojos, lo hace (o debería hacerlo) Grande y Único respecto a otros clubes: nuestra globalidad; nuestro discurso y vocación universal; nuestro estilo irrenunciable y su aplicación al futbol base; y el orgullo por nuestros orígenes y raíces, tan propios de aquí y a la vez diversos (por algo fuimos fundados por mitad catalanes, mitad extranjeros).