[…] que dos analfabetos funcionales como Villar y Sergio Ramos fuesen capaces de entregar uno, y alzar el otro, la copa por el lado correcto fue lo más sorprendente de la noche del sábado [28 de mayo]. Y que le hayan enganchado a la base de un trofeo tan perfecto (y más desde que le dieron ese baño de dorado al interior para contrastar con el plateado del exterior) una pegatina con el logo de la competición, hace que esa sea una Champions que “a mí me daría verguensa ganar”. Por otro lado, hemos permitido que Fly Emirates alcance a Unicef (y a Opel y a Teka) como patrocinador principal con más Champions ganadas.
La verdad es que desde el principio no acabé de ver al Barça conquistando una Champions en Milán (y tampoco en el Millennium Stadium de Cardiff la próxima temporada). Teniendo en cuenta nuestra casuística para vencer en una final de la Copa d’Uropa (grandes capitales europeas que han acogido unos Juegos Olímpicos, y que el estadio tenga o haya tenido pista de atletismo para que Suárez pueda hacer el ganso celebrando un gol) sólo se me ocurre engatusar al destino con esa parada de metro de la Peineta que se llama pomposamente “Estadio Olímpico” (sic). O esperar a que en 2019 le concedan la final al reformado Luzhniki de Moscú con motivo del Mundial de 2018.