Una noche escuché en televisión a un sociólogo holandés decir que la pregunta más repetida en las
tertulias de sobremesa de la población nacional durante la segunda mitad del siglo XX había sido
“¿dónde estabas tú el Día de la Liberación?”. El mismo sociólogo pronosticaba que la pregunta más
repetida en la primera mitad del siglo XXI iba a ser “¿dónde estabas tú el día que murió Johan Cruyff?”.
Yo estaba lejos de casa. Recuerdo que cuando supe la triste noticia pensé: “tantos años viviendo en
Holanda y su muerte me pilla fuera del país”. Regresé a Amsterdam unos días después y a primera hora
de una mañana fría y desangelada de Lunes Santo cogí el tranvía número 9 para ir al barrio de
Watergraafsmeer, al este de la ciudad, y despedirme de Johan.
En el corazón de Watergraafsmeer existe un vecindario llamado Betondorp (“el pueblo de hormigón”).
Fue un vecindario construido en los años 20 del siglo pasado por iniciativa del ayuntamiento de
Amsterdam ante la escasez de viviendas baratas que había en la ciudad después de la Primera Guerra
Mundial. Para reducir los costes se empleó principalmente el hormigón porque era un material de
construcción barato y porque no necesitaba una mano de obra numerosa. El vecindario se pobló de
viviendas de alquiler habitadas por familias de clase trabajadora. El clan Cruyff se estableció en el
número 32 de la calle Akker.
Aquella fría mañana caminé por las desiertas calles de Betondorp y no tardé en encontrar una acera
repleta de flores, velas, balones, bufandas y mensajes de agradecimiento y de condolencia depositados
por decenas de aficionados. Y en silencio me imaginé a un Johan niño, hijo de la posguerra, correteando
por esas mismas calles con una inseparable pelota, chutándola y haciéndola rebotar en aquellas paredes
de hormigón, o tal vez echando una mano en el pequeño puesto de frutas y verduras que su padre tenía
en el vecindario.
Muy cerca de la calle Akker se hallaba el viejo estadio del Ajax, De Meer, donde la madre de Cruyff se
encargaba de la limpieza de los vestuarios. Johan visitó el estadio por primera vez cuando tenía cinco
años y De Meer se convirtió pronto en su segundo hogar. Cuando tenía diez años aquel niño flaco fue
escogido para jugar en las categorías inferiores del club. Y con diecisiete años, el 15 de noviembre de
1964, debutó con el primer equipo del Ajax marcando un gol. El estadio De Meer fue demolido en 1996
y en su lugar se construyeron 700 viviendas. El único vestigio que se conserva del antiguo estadio es una
indicación del lugar donde estaba ubicado el saque de centro.
Y mirando el reloj de la torre de la calle Brink pensé en la crueldad del tiempo y en la provisionalidad de
los lugares y de las personas.
Una fina lluvia empezó a caer sobre Watergraafsmeer. Volví sobre mis pasos dejando atrás las calles de
hormigón y me subí de nuevo al tranvía para irme al sur de la ciudad y visitar el memorial en homenaje a
Cruyff organizado por el Ajax en el Amsterdam Arena.
Ha pasado trece meses desde entonces y hoy Johan cumpliría 70 años. 14 lustros. Siempre 14.
Gracias por todo, maestro.