Cuando un amigo se va es una canción compuesta e interpretada por el compositor y cantautor argentino Alberto Cortez. Los amigos de Gines versionaron por sevillanas aquella canción, haciéndola aún más famosa, sobre todo en España. Lo que no es tan conocido es que esta canción es un flashforward: ese artilugio de prospección que narra acontecimientos futuros de manera que se pueden conocer de antemano hechos que ocurrirán más tarde.
El autor, tal vez desconociéndolo, ya hablaba en su fuero interno del “amigo de Fuentealbilla”, el amigo de todos los buenos aficionados al fútbol salvo para San Mamés, el único campo que alguna vez le silbó poniendo en entredicho la histórica sabiduría de la afición bilbaína. Y es que basta con analizar en profundidad la letra y sus metáforas para entender que esta canción, en realidad, giraba en torno al último partido de azulgrana de Andrés Iniesta.
“Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”. El señor Cortez se refiere, claramente, a Philippe Coutinho a quien muchos señalaron a su llegada como el sucesor de Iniesta. Y sí, de momento no lo puede llenar. Ni a base de golazos como el de ayer.
“Cuando un amigo se va galopando su destino, empieza el alma a vibrar porque se llena de frío”. La metáfora del autor es evidente: la galopada de Dempelé/Dembluffé (según el día) cortada por la escalofriante entrada de Raul Navas, dejó helado al Camp Nou.
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“Cuando un amigo se va, queda un terreno baldío que quiere el tiempo llenar con las piedras del hastío”. Baldío: Que no se cultiva ni se labra. Sinónimo de erial que es últimamente la cantera del Barça. Tan sólo un nuevo jugador canterano asentado en 8 años. Ni un partido 200% intrascendente como el de ayer sirvió para hacer debutar a un solo canterano. Ni siquiera para convocarlo. ¿Y las piedras del hastío? Paulinho, Mina, Semedo, André Gomes…
“Cuando un amigo se va, queda un tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río”. Ese gol en Stamford Bridge, el que dio lugar al sextete y por continuidad al mejor equipo de la historia. Esa marca hecha con fuego en el corazón de aficionados propios y hasta de los rivales, que no lo pueden apagar ni con una riada de Champions.
“Cuando un amigo se va, una estrella se ha perdido, la que ilumina el lugar donde hay un niño dormido.” La lírica nos sitúa en La Masía, donde cientos de niños, de cualquier lugar por ínfimo y remoto que sea, sueñan con llegar a ser como esa estrella manchega que se fue y pasa a ser leyenda absoluta del club.
“Cuando un amigo se va se detienen los caminos y se empieza a rebelar, el duende manso del vino”. Se especula que entre las razones que empujan a Andrés Iniesta hacia Asia es su bodega de vinos. Tal vez el compositor no quiso dejar pasar la oportunidad de referirse a ello. Pero la opción más viable es que, la referencia al vino esconda el buen gusto de Don Andrés por las copas. Y ayer alzó la última, la número 32.