Corría el verano de 1997 y un joven de 32 años llamado Hiroshi Mikitani decide crear en Kobe una web comercial de nombre MDM con un capital inicial de 250.000 dólares. A varios miles de kilómetros de allí, los aficionados culés dan la bienvenida a Van Gaal: muchos le ven como el sucesor ideal de Cruyff, tras sus exhibiciones frente al Real Madrid y la victoria en la Champions League con unos imberbes holandeses.
Van Gaal, como Guardiola, tenía tanta vista de águila para los talentos emergentes como ceguera para los fichajes y llegó acompañado de Reiziger, Bogarde, Hesp, Ciric, Sonny Anderson y Dugarry. Visto con perspectiva, probablemente sea el peor dispendio de la historia del club. Especialmente sangrante la elección del brasileño Anderson como sustituto de Ronaldo (el Bueno) en vez de Batistuta, compartiendo podio de majadería con la elección de Archibald frente a la de Hugo Sánchez. Don Honesto no quiere ser menos que el holandés y empieza a hacerse sitio en el podio de errores históricos con la llegada de un Hombre Gris de 28 años marcado a ojos azulgrana por fallar un penalti en la final de la Champions frente al Real Madrid. Costaba casi lo mismo que un chaval portugués que anoche en apenas 10 minutos volvió locos a los blancos.
Al menos Van Gaal, compensó lo de Anderson y Dugarry (el único delantero de la historia del club que se fue sin marcar un gol) descubriendo a Xavi, Iniesta, Puyol y Víctor Valdés. Y ahora, 22 años después, el club está definitivamente instalado en la élite. Tiene 4 Champions y 12 ligas más. Disfrutó, disfruta y aún disfrutará del mejor jugador de la historia. El sextete y el juego de leyenda será un legado para la eternidad. Y ya no hace la pretemporada en Holanda sino en Japón, invitado por una empresa que en esos 22 años siguió el mismo camino que el equipo azulgrana: Rakuten. La heredera de aquella pequeña web comercial es hoy en día la tienda online más grande de Japón (50 millones de usuarios registrados). Sus ingresos superan los 1.300 millones de dólares y sus beneficios los 400. Su CEO preside también el grupo Crimson, el equipo de fútbol Vissel Kobe, el equipo de béisbol Tohoku Rakuten Golden Eagles y hasta la orquesta filarmónica de Tokio. Es el señor Mikitani, que se dio el capricho de llevar a Iniesta al fútbol japonés y de ser el patrocinador principal del club azulgrana con 55 millones de euros al año: lo mismo que se gastó Van Gaal aquel verano en fichajes.
Toda esta introducción es la prueba de que, al contrario que durante el resto del año, en estos partidos de pretemporada, suele ser más interesante lo que pasa fuera del campo que dentro de él. Incluso el saque inicial con Iniesta y Busquets lanzando la moneda acaso para dirimir quien está más cerca de la retirada. O como flashforward de futuros (y cercanos) partidos de viejas glorias. Porque el partido en sí no dejó nada nuevo que llevarse a la boca excepto confirmar que Don Honesto tiene un plan: continuar con la misma línea plana de las dos temporadas anteriores. Con más minutos para Sergio y Rakitic y una nueva estocada al chaval holandés de los 70 millones, la única nota de ilusión en la primera parte la ponían algunos detalles de Riqui ENP (El Niño Prodigio) a quien la cercanía de Iniesta pareció darle el poder para alterar la forma de pensar o de actuar. Lástima para los compañeros japoneses de Don Andrés que para recibir ese influjo no basta solo con la voluntad: hay que tener talento.
La segunda parte, como frente al Chelsea, consistió nuevamente en rodear a De Jong de futuros suplentes y canteranos sin opciones en el primer equipo, no vaya a creerse el holandés que ha venido a ser titular. Pero como decía el personaje de Jeff Goldblum en Parque Jurásico: “La vida se abre camino” y ni siquiera Valverde puede frenar a la juventud: Carles Pérez aprovechó sus minutos para pedir su derecho a la oportunidad en una delantera monopolizada desde hace más de un lustro. Sus dos buenos goles de zurda le dan un aire de delantero centro clásico que, sin nombre de comisionado brasileño, no podrán contrarrestar la alergia de su técnico a poner más de un joven menor de 25 años en el equipo titular. Toca esperar a que se le cruce un Van Gaal o un Guardiola en su camino. Podrá compartir banquillo (o grada) junto a Malcom a quien es imposible no querer viendo su celebración en el primer gol. ¿Por dar una asistencia en un partido amistoso contra un equipo japonés? El heredero de Sonny Anderson, que anhela ser titular algún día, cumple a rajatabla con la definición de ilusión: “Esperanza, con o sin fundamento real, de lograr algo que se persigue y cuya consecución parece especialmente atractiva.”
Y si al final del partido alguno vio a Valverde sonreír o con las manos fuera de los bolsillos, no se asusten. Sin duda fue debido al exceso de pixelado del streaming: el horario matinal y la ausencia de canales en abierto obligó a muchos aficionados a verlo online desde la playa a través de sus móviles. A alguno incluso le dio tiempo a comprar algo en la web de Rakuten.