Overmars, que costó unos 40 millones de euros (unos 80-100 millones de hoy en día), dio un rendimiento cinco veces mayor que Dembelé y Coutinho juntos. Venía como uno de los mejores jugadores de la historia del Arsenal, y defendió nuestra camiseta 140 partidos, hasta que la rodilla lo obligó a retirarse, renunciando a cobrar el último año de su jugoso contrato.
Gaspart era un inútil y un inconsciente, pero daba la impresión de querer lo mejor para el Barça, a pesar de equivocarse una y otra vez.
Bartomeu no ama este club, lo que ha representado, y él y sus amigos solo buscan nutrirse de él hasta no dejar ni una gota de vida. Bartomeu debería convocar las elecciones mañana, tras el énesimo ridículo confeccionando la plantilla, esta vez ya sin un vicepresidente deportivo al que cargarle el muerto. Es el peor presidente de nuestra historia. Él y Rosell han conseguido que, a pesar de contar con el mejor jugador que el fútbol conocerá, Gaspart caiga al tercer puesto como presidente más lamentable.
Citando a La Sotana, solo le deseo que la vida le trate como él ha tratado al Barça.