La sombre de Q-Man es tan ancha y alargada que, tras dejar tras de sí algunos hitos históricos en el club, volvió a hacer historia: con él tampoco se cumplió el clásico “a entrenador nuevo, victoria segura”. No obstante, pese a jugar prácticamente los mismos de siempre, algo comprensible dado el carrusel de lesiones, se apreció cierta mejora en el juego, líneas algo más juntas y una mayor rapidez y hasta verticalidad en ataque. Velocidad e intensidad de juego, lo mínimo exigible, que servía para que el aficionado culé se ilusionase un poco. Tampoco mucho. Porque la poca profundidad volvía a hacer evidente la escasez de gol. Hay que retrotraerse varias décadas en clave culé para encontrar una delantera tan deplorable como la actual: Memphis-Tenessee es un buen complemento pero no una garantía de gol y el Kun Agüelo ya ha jugado sus mejores 782 partidos. Últimamente, medios partidos, dado que su físico no da para más. Su lesión tiene incluso un nombre científico: DNIitis, en su variante dosdejuniodemilnovecientosochentayocho.
Tomó Coutimo el relevo del ahogado argentino y, menos torpe que de costumbre, ayudó a su equipo a seguir metiendo al Alavés en su área. Memphis-Tenessee confirmó que él al menos tiene el mínimo de calidad que se le supone a un delantero azulgrana. Su tiro de rosca a la escuadra parecía la confirmación de la mejoría del equipo pero faltaba esperar a que el rival chutase a puerta para saber si realmente había cambiado algo. Porque ya habían marcado en su primer disparo el Benfica, el Atleti, el Valencia, el Granada, el Madrid, el Rayo… y sí, también lo hizo el Alavés. No se cumplió el dicho del entrenador nuevo, pero sí lo hacía el relativo a la poca duración de la alegría en casa del pobre. En este caso del arruinado. Apenas 2 minutos después del gol local, llegó el empate tras la gran jugada de Rioja —ese jugador que gana con los años— homenajeando a Maradona en el que hubiera sido su 61º cumpleaños.
Tocaba remar de nuevo. Esta vez en un lago de nocilla. Con más de media hora por delante, llegaba una nueva demostración de impotencia en ataque. La mitad del público asistente al estadio al menos se libró de ver el Doble Tanke como recurso ofensivo. Lo evitó la nueva lesión, esta vez de Piqué, aquejado de otra variante de DNIitis. Dejaba a su equipo con un perfil más cercano al de un Barça B reforzado que al del primer equipo. Tal vez es que el Alavés también tiene mejor plantilla. Los Abde, Baldé, Riqui, Nico y Gavi pusieron toda la voluntad del mundo pero un nulo acierto. Y sí, tal vez hay buenos mimbres, y los regresos de Araujo, Pedri y Ansu (uno por línea) sean el maná, pero no está de más recordar que con unos buenos mimbres también se puede hacer una pira y quemarlo todo: 1 punto de los últimos 9. Ni el 50% del total con más de un cuarto de campeonato transcurrido. Con números de recién ascendido, tal vez ya haya que desistir de seguir al pelotón de cabeza y empezar a mirar a lo que viene por atrás.