Al hilo de lo que comenta Hiei sobre la competitividad, y con lo que estoy muy de acuerdo, he de hacer un par de matizaciones:
Una, que es verdad que es casi igual de importante la ‘clase media’ que tener 2 ó 3 estrellas de primer orden. Pero es que aquella ‘clase media’ del equipo de Rijkaard era la posha. Sin salir de los que citas, y salvo Oleguer, que era más malo que tirarse de un décimo piso, Belletti cuando llegó era probablemente el mejor LD de la liga; Van Bommel era la estrella de un PSV semifinalista de Champions (y aquí parecía un toia), Edmilson, internacional de un Brasil ultracompetitivo e importantísimo en el Lyon que encadenaba ligas como churros, Larsson, viejuno pero supercrack del Celtic… y luego además, teníamos a un centralazo como Márquez, que, al menos para mí, en su posición era un top 3 mundial sin lugar a dudas.
Además, es que ahora mismo, nuestras ‘estrellas’ (como Memphis) son peores que aquella clase media. Es que la pérdida de nivel es acojonante. Y no sólo eso; sino que tenemos dos núcleos muy definidos de futbolistas; unos por encima de los 30 años, y otros rondando los 20, que al ser tan numerosos y tener tanto peso, dificultan muchísimo la cohesión del grupo. Por no hablar de que ambos grupos de edad están fuera del rango de máximo rendimiento deportivo de un futbolista. Un desastre, tot plegat.
Y dos; que relativo a la competitividad, hay un grupo de futbolistas importantísimos en vestuario y (surrealistamente) en el once, que están acostumbrados desde hace años a llevarse sus dos o tres panas vergonzantes por temporada. De hecho, es que da la impresión de que ya ni les escuece. Siendo esto así, existiendo esa mentalidad loser en un grupo con tanto peso, es muy difícil intentar implantar un gen competitivo en el resto de futbolistas. Por desgracia, creo que los hechos lo están dejando bastante claro.
Por eso, aparte de incorporar buenos futbolistas, para recuperar la competitividad considero todavía más importante cortar de raíz con esta gangrena que lleva años instalada en el vestuario. Mientras esto no se haga, fagocitará y lastrará todo lo bueno que se pretenda construir. Una vez más, ejemplos de que esto es y será así, tenemos de sobra en los últimos tiempos, por desgracia.