Igual que no podemos esperar que salga otro Messi de la cantera, las opciones de que salga desde el club otro entrenador que sea culé de cuna, una leyenda blaugrana como futbolista y un puto genio en el banquillo como lo es Pep, me parecen escasísimas; pulután, NO podemos ni debemos exigirle a Xavi que lo sea.
Dicho lo cual, y partiendo de la base de que el egarense SÍ que cumple con el requisito de ser una leyenda culé (leyenda forjada en el estilo irrenunciable hasta el punto de ser, quizá, la figura histórica que mejor lo defina), debería disponer de los conocimientos suficientes como para hacer que su equipo juegue a algo mucho más reconocible dentro del estilo que nos hizo grandes. Este es el primer gran debe de Xavi.
El segundo y para mí el más grave, es que el hecho de tratarse de un culé de cuna debería hacer que se le empezase a caer un poco la carita de vergüenza con el desempeño y sobre todo la actitud de ciertos elementos tóxicos del equipo; a los cuales sigue dando un protagonismo tan excesivo como dañino para el equipo. Precisamente, si alguna ventaja tiene Xavi respecto al resto de entrenadores del universo es que, de nuevo gracias a esa condición de leyenda culé que tiene, la gente le va a tolerar apuestas y experimentos mucho más que a cualquier ‘externo’; por eso es doblemente grave que siga obcecado con estos lastres, en vez de tener la valentía de buscar alternativas tácticas o dar oportunidades a chavales. Haciéndolo, no sólo los resultados difícilmente serían peores (pues ha quedado demostrado durante un lustro que con según quienes, la derrota está casi garantizada), sino que, en caso de no alcanzar el éxito, al menos te quedaría el gusto de haber sido valiente y de, quizá, haber sembrado la semilla de algo cuyos frutos puede que recojan otros, pero que ahí estará.
Y eso, como culé de cuna, debería ser también muy importante para él, ¿no?