La ley del ex en el futbol es una de esas normas que se cumplen con cierta frecuencia pero que, en el caso del Barça, pasa a la categoría de axioma. Hoy, se rizó el rizo con la conexión entre Sandro y Munir, dos ex canteranos, uno asistiendo y otro rematando. Parecía que el gol de Chutinho en el ignominioso día del Bayern, sería el punto más bajo de la historia azulgrana. Error. Queda claro que si el Barça se hubiera enfrentado alguna vez a Dugarry, el hattrick del francés (nunca marcó uno en su carrera) hubiera estado asegurado.
Así que ese gol de Munir, sumado a la tempranera lesión de Cancelo, volvió a poner a los de Xavi donde acostumbran esta temporada: con el partido cuesta arriba. Se decía que el discurso de Xavi en el descanso contra el Almería había calado y que esa primera mitad no se iba a repetir pero volvió el guion habitual: tras unos primeros minutos con energía, una jugada aislada en la que el equipo contrario da comienza s los nervios. Y llegan las jugadas precipitadas, la colección de balones perdidos por Balde que justificarían su venta, la guerra por cuenta propia, la desesperante falta de recursos de Nadinhabsolutinha en el uno contra uno, el agujero negro en el centro del campo y los centros a la olla con Dugarrowsky en una isla a la que nunca llegan balones.
Que en esa nefasta primera parte, Sergi Tormento fuera el mejor integrante del centro del campo de su equipo era simplemente un dato devastador. Porque DecepJong volvió a defraudar nuevamente y Flojogan confirmaba que traer jugadores que ya han hecho sus mejores 100 partidos tiene estos riesgos. Eso sí, entre no destacar y entorpecer el juego, debería haber un punto medio. Tan mal se vio al equipo al descanso que incluso se temía ya por la eliminatoria. No contra el Nápoles en la Champions. Ni siquiera contra el Osasuna en la Supercopa. El Barbastro aparecía ya como un ogro de tres cabezas en el horizonte.
La anécdota de la red agujereada en el entretiempo –claramente el culpable no podía haber sido el Futbol Club Barcelona– dio paso a una mejor segunda parte en clave azulgrana. Empujado además por la fortuna que se alió en un despeje de un defensa canario en la cabeza de Dugarrowski que aprovechó Tormento para asistir a O Tiburao do Foios. Al tempranero empate se sumó el bajón físico de la Unión Deportiva Las Palmas que reculó definitivamente en su área, dando todo el dominio a los visitantes, cuando Xavi sacó toda su artillería de ataque: Lamine Elchaval, Juan Infeliz y Vítor Kodroque. Eso sí, tuvo que hacer encaje de bolillos en los cambios para que Dugarrowski no fuese el sustituto directo del hijo brasileño de Will Smith.
El empuje final de los de Xavi tuvo su premio cuando el árbitro Infantino vio el claro penalty por empujón a Flojogan que él mismo transformó en el gol que daba una sufrida victoria. Tuvo el debutante Kodroque el 1-3 en una clara ocasión fallada que le impidió empezar a justificar su fichaje. Apenas pudo dejar muestras de su explosividad en la presión y en sus arranques pero aún hay tiempo para evaluarlo. Menos del que tiene su equipo para tratar de encontrar una línea de juego que permita albergar esperanzas de títulos esta temporada. Aún queda un hilillo de esperanza.